Clío en el espejo

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Algo de estudio histórico: Relato histórico-> Yo, un joven en la Argentina de 1945


 Yo, un joven en la Argentina de 1945
(Un relato de tipo histórico corto)
 
 
Con 20 años de edad, he tomado el rumbo que muchos de mis amigos y seres queridos ha seguido, abandonar mi hogar en la tranquila y afable provincia de San Luis, donde me he dedicado arduamente al trabajo del campo junto con mi familia, pues la agricultura es la labor que define a la zona, y me he venido a la capital de la República, Buenos Aires, donde la industrialización[1] se comenta ha alcanzado estadios de avance definidos, agudizándose su desarrollo de la dura crisis vivida en nuestro país producto de los problemas económicos que se dieron en los Estados Unidos pues, según nos contaron nuestros padres, históricamente Argentina se ha hecho dependiente del capital extranjero[2] y por ello dicha crisis afectó gravemente a nuestra nación; pero ahora, según se dice, gracias, entre otros, al desarrollo del movimiento peronista[3], las oportunidades de progreso para un joven trabajador como yo se presentan disponibles.

Me ha parecido extraño que se hable de tan buena manera del movimiento peronista, cuando en San Luis siempre hemos sido reprimidos por los militares[4], por lo que no confiamos en ningún militar, ni siquiera en Perón, que como amigo del sector obrero, no significa, que sea amigo del sector campesino. No obstante he venido a la capital para trabajar como obrero en una fábrica y no espero inmiscuirme muy a fondo en todo el proceso político que se está desarrollando en el país, aunque voy a pertenecer ahora a la clase emergente, la clase obrera, y mis más cercanos me han comentado que lo mejor es adherirse al partido que apoya al peronismo, que está con el pueblo llano, con nosotros, a quienes los de la clase alta llaman cabecitas negras, extendiendo el uso del término tanto para referirse a nosotros como las personas de color o por ser de aquellos que nos hemos venido a la capital de Argentina.

Cuando recién llegué a la ciudad, me quedé pasmado de lo bonita que es, hermosas edificaciones que se elevan a las alturas, y pese a mi reducida educación (pues el progreso argentino, bien lo denunciaban mis padres, sólo se dio en las ciudades y para los de clases privilegiadas), me percaté del estilo europeo que se ha impregnado en la ciudad capital, por la influencia de las migraciones extranjeras que se promovieron en el país a lo largo de las últimas tres décadas del siglo XIX y las primeras tres de este siglo XX. Al llegar, unos amigos me recibieron y estos mismos amigos luego me llevaron a la fábrica donde estaban trabajando, y allí, los patronos me han ofrecido un trabajo estable con ciertos beneficios, y en el cual, en todo caso, según me dicen mis amigos, tenemos la opción de los sindicatos para hacer valer nuestros derechos.

 
Historiografía consultada

CARMAGNANI, Marcelo. Estado y sociedad en América Latina 1850-1930. Barcelona. Editorial Crítica. 1984. pp. 260.

FLORIA, Carlos A. El peronismo. En: El Peronismo (1) Desde 1945 hasta 1955. pp. 85-131.

HALPERIN DONGHI, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Madrid. Alianza Editorial, 2005. pp. 750.

LUCENA, Manuel. Historia de iberoamérica. Madrid. Editorial Cátedra. 1998.

MASTRÁNGELO, Mariana. Oralidad y cultura radicalizada en el interior de la provincia de Córdoba, Argentina. Los casos de San Francisco y Río Cuarto en las décadas de 1930 y 1940.  En: Antíteses (http://www.uel.br/revistas/uel/index.php/antiteses), Ahead of Print do vol. 2, n. 3, jan.-jun. de 2009.
 
OTEIZA, Enrique; NOVICK, Susana; ARUJ, Roberto. Documentos de Trabajo No. 5. Política migratoria, inmigración real, y Derechos Humanos en la Argentina. Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. UBA.  (http://www.fsoc.uba.ar)

ROMERO, José Luis. Latinoamérica, las ciudades y las ideas. México. Siglo XXI Editores. 2001. pp. 408.



[1] Así, se refiere que “durante el período de aceleración de la industrialización, a partir de la década del ‘30, se amplió el proceso de urbanización con la inmigración interna de trabajadores provenientes de las provincias más pobres -con alto desempleo relativo-. Estos migrantes constituyeron un nuevo proletariado que se sumó, en las grandes ciudades, a los trabajadores de origen europeo. Dicha migración de trabajadores ‘criollos’ -mestizos- ya fue entonces discriminada por los argentinos descendientes de europeos, que genéricamente los llamaron ‘cabecitas negras’”(Oteiza,1996:9)
[2] Argentina se convirtió en una periferia que beneficiaba al centro (inversionistas extranjeros) sin desarrollo de reciprocidad.
[3] El movimiento peronista se denomina así por el apoyo a Juan Domingo Perón, político y militar argentino, quien desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, desde 1943, después de participar en un golpe militar que derrocó al gobierno electo democráticamente pero corrupto, impulsó la organización de los trabajadores en sindicatos, transmitiéndole al movimiento obrero una visión reivindicatoria y nacional del trabajo y promovió una legislación protectora inspirada en los principios de justicia social. El 17 de octubre de 1945, Perón fue hecho preso, lo cual hizo que las masas trabajadoras se volcaran en su apoyo. En 1946 fue electo presidente de Argentina.
[4] Según testimonio oral de un testigo de la época, se indica: “en la zona rural que vivíamos en San Luis, generalmente a la policía o a los militares, le teníamos cierta alergia, es decir, eran los que reprimían a los campesinos cuando se rebelaban, o porque les faltaba el respeto a alguno o no lo saludaban...” (Mastrángelo,2009:10)
 
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