Clío en el espejo

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El pasado en su justo lugar (3)


“Hay que hacer cosas útiles, más que cosas admirables”

 
 San Agustín de Hipona (354D.C., 430 D.C),  santo y Doctor de la Iglesia Católica, quien escribió  las emblemáticas obras Confesiones y La ciudad de Dios, es el autor de la frase citada arriba y en ella nos habla de la importancia de hacer cosas que sean de utilidad,  más allá  de si serán valoradas o loadas, y a propósito de la utilidad, se añade a continuación la reflexión realizada en cuanto a considerar la utilidad en el análisis de la importancia e influencia dadas al pasado en nuestras vidas.

Considerar la utilidad

La referencia que se hizo en la literatura del curso Pensamiento Científico respecto a que el significado de las palabras viene dado por el uso que hacemos de ellas, según definió el filósofo austríaco-británico Ludwig Wittgenstein (1889-1951), y la recomendación dada que para analizar la validez de algo puede plantearse la pregunta de “¿Cuándo es útil?” me parece -valga la redundancia- muy útil para analizar y dar respuesta a cualquier interrogante que se plantee en el diario devenir. Esta sencilla pregunta resulta clave para analizar tanto las opciones que tenemos, las que nos imponemos y las formas en que las establecemos.

Así, para el caso de las ataduras con el pasado, puede uno comenzar a cuestionar, dudar y preguntarse: ¿Cuándo es útil que lo que sucede en  el pasado sea lo que deba suceder en el futuro?, o ¿Cuándo es útil que es “mejor es malo conocido que bueno por conocer”?, o ¿Cuándo es útil que no aprenda a utilizar el computador o el cajero automático?, o ¿Cuándo es útil  que no aprenda de los errores pasados?. Y buscando respuestas a esas preguntas se pueden analizar los pros y contras de esas actitudes y pensamientos, y comprender así que hay que abandonarlos al concluir que no son útiles, que más bien resulta útil  y sabio aprender de los errores y experiencias del pasado para contribuir con nuestro presente y futuro.

De modo que, por ejemplo, aplicándolo el caso de la renuencia al uso de los dispositivos tecnológicos por estar acostumbrados a trabajar con los elementos pasados, se puede comenzar a analizar la utilidad de los mismos en cuanto a los beneficios que proveen respecto a rapidez de uso  y ahorro de tiempo, teniendo también en cuenta que se deben analizar los daños físicos e incluso psicológicos que puede producir el mal y excesivo uso de la tecnología. 

Por ejemplo, quizá si alguien es un escritor, sea profesionalmente o por hobby, y considera a la antigua máquina de escribir su dispositivo irremplazable, idóneo e incluso su musa para la redacción y desarrollo de los libros, tomando en cuenta todos los beneficios que puede darle el computador en cuanto a comodidad, posibilidad de corregir, rapidez y facilidad de uso, debe pensarse  bien si quedarse con el antiguo dispositivo o migrar a la nueva tecnología que puede incluso ayudar a ser más eficaz y productivo. Analizando los beneficios y contrastándolos con los riesgos que podrían acarrear el uso -o mal uso- del computador, alguien como escritor se terminará decantando por el computador y pueda que hasta se convierta en una nueva musa para la creación de obras.

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