La lucha armada en Venezuela
- ¿Por qué se inició?
El
23 de enero de 1958 es la fecha clave que
determina el desarrollo político-social de la Venezuela de la segunda mitad del
Siglo XX. En esa fecha diversos sectores de la realidad nacional (políticos de
izquierda y de derecha, militares, juventud estudiantil) se unen con el fin
único de derrocar la dictadura perezjimenista, objetivo que logran. Pero la
coyuntura producto del derrocamiento de Pérez Jiménez se inclinó –en el ámbito
político- por una sola arista de los luchadores, esto es, por los proponentes
de una democracia capitalista burguesa –los dirigentes de AD como máximos
representantes- y que culmina con la elección de Rómulo Betancourt en diciembre
de 1958. En esta coyuntura no se le dio cabida al sector izquierdista – a la
sazón el PCV (Partido Comunista Venezolano)- considerado como representante máximo de los intereses
del pueblo[1]. Esta
condición fue en un principio desestimada por los afectados -toda vez que la lo
largo del año 58 primaba “el “espíritu unitario” y la “tregua
política””(Blanco Muñoz,1991:209)-
e incluso el PCV apoyó el resultado electoral -aunque esperaban que hubiese
ganado Larrázabal- y “se lanza a
convencer a las masas de la necesidad de que acepten de modo democrático el
resultado electoral” (Blanco
Muñoz,1991:210).
En 1959 con la política
del viraje[2] y con
su actuación a lo largo de ese año, el PCV busca insertarse en el gobierno para
producir un cambio desde dentro pero no para derrocarlo, pues “seguía apoyando al gobierno democrático,
constitucional, republicano, alternativo y soberano”(Blanco Muñoz,1991:237). Después de los sucesos de violencia
productos de la situación económica y las medidas tomadas por el gobierno –
empezando con la eliminación del Plan de Emergencia al inicio del gobierno de
Betancourt- y el tratamiento asaz violento y represivo[3]
ejercido por el gobierno contra las manifestaciones populares, sumado al
descontento de varios sectores, incluso internos al gobierno[4],
respecto a la tendencia “patronal y pro
yanqui transitada por el Presidente R.B. y un sector del liderazgo adeco, en
alianza estrecha con la cúpula conservadora de COPEI, los altos mandos
militares, la jerarquía de la Iglesia Católica y Fedecámaras; ampliamente
apoyados por el Departamento de Estado de USA” [5] (Carquez,1989:129), ya para 1961, el PCV -influenciado por el triunfo de la
revolución cubana en 1959- pensaba de manera diferente y actuaba a la par de
ello[6], por
lo que en ese año de 1961, en el III Congreso del partido patentizan su nueva
estrategia política de la toma del poder por las armas[7] como
única opción para que dicho poder cayese en manos de las fuerzas que
representaban el punto de vista e intereses del pueblo llano venezolano, en
contra de los que ostentaban el poder y apoyaban a la oligarquía y al
imperialismo yanqui. Como resumen de lo que condujo a la lucha armada se tiene:
“La práctica del gobierno del Pacto de
Punto Fijo, unido a la crisis del momento, condujo al movimiento popular a
plantearse la resistencia frente al gobierno autoritario y a la
reaccionarización que se venía perfilando; la influencia de la Revolución
Cubana en el ánimo del pueblo, prepararon la insurrección de los años sesenta”(Carquez,1989:20)
- Protagonistas y fundamentos ideológicos
La
lucha armada tiene como representante inicial y mayor el contingente humano
perteneciente al PCV (Partido Comunista
Venezolano), formado en su mayoría por jóvenes venezolanos “reclutados en todas las clases sociales
avanzadas, provistos de una extraordinaria beligerancia política, asumiendo con
fuerza la búsqueda del mejoramiento de sus condiciones de vida;”[8](Carquez,1989:47-48), quienes profesaban
una ideología marxista-leninista, y su visión histórica la supeditaban al
análisis materialista propuesto por Marx –lo cual dejan claro en su
legitimización del proyecto insurreccional en el III Congreso del PCV[9]-.
Los revolucionarios profesaban “un juicio
crítico a la dominación oligárquica-imperialista y una invitación a
confrontarla en búsqueda de una sociedad más justa”(Carquez,1989:47)
En
sus postulados para la estrategia de lucha armada, los revolucionarios tenían
influencia de “la Tercera Internacional
Comunista, así, como por la otra, la
influencia de la tesis de Mao Tse Tung sobre los tres instrumentos de una
revolución que toma la forma de lucha prolongada: el partido, el Frente y el
Ejército”(Plaza,1976:19).
El
MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) o la juventud revolucionaria que se
separó del partido AD y por otro lado, el AD-ARS (una segunda división de AD),
constituyen otros protagonistas de este proceso de lucha armada quienes
apoyaron la visión materialista de la historia y la propuesta revolucionaria,
al menos en una parte de su camino, puesto que a la larga los sucesos acaecidos
generaron divisiones que plantearon diferentes caminos.
Un
sector de militantes de URD, al separarse del gobierno simpatizan con la
propuesta alternativa a la democracia representativa como lo era el proyecto
insurreccional de la izquierda revolucionaria dirigida por el PCV.
Sectores
progresistas de las Fuerzas Armadas Nacionales se unen al proyecto
revolucionario como se ve patentado en los alzamientos del Carúpanazo y el
Porteñazo en el año 1962, sucesos referidos en el siguiente apartado.
- Periodización, modalidades de acción y desarrollo
Por
ser una periodización que concuerda, grosso modo –dado el desarrollo
discontinuo de dicho proceso a lo largo de sus aprox. 19 años de accionar-, con
la historiografía consultada y que contribuye a la organización de este breve
análisis del proceso de lucha armada, se utilizarán las cinco etapas propuestas
por Elena Plaza en su Historia de la Lucha Armada en Venezuela:
Etapa
No.1. Etapa de génesis de la lucha armada y adhesión de milicia progresista (1960-1962)
En
esta etapa la lucha armada es ejercida por “grupos
armados no unificados, aunque dependientes casi todos del PCV, constituidos
fundamentalmente por estudiantes y algunos sectores de las capas marginales de
la población; estos grupos tenían su sede en la UCV y en los barrios de Caracas”(Plaza,1976:15).
Esta etapa es la de inicio del “proyecto insurreccional” como lo denomina
Freddy Carquez y estuvo en sus inicios signada por “La combinación de la agitación de calle con la lucha armada urbana
rudimentaria (barricadas, nicles, molotov, francotiradores)”(Carquez,1989:62). Se forman las
Unidades Tácticas de Combate (UTC).
La
participación de la milicia progresista en la insurrección revolucionaria se da
en el año 1962, con dos levantamientos el “Carúpanazo”[10]
y el “Porteñazo”[11] los cuales fueron
reprimidos por el gobierno y fracasaron. “La
insurrección militar iba a ser acompañada por la actividad armada y no armada
de importantes sectores civiles nucleados al PCV”.(Plaza,1976:17)
Etapa
No.2. Posterior a derrota del proyecto insurreccional civico-militar (1962- 1964)
Esta
segunda etapa caracteriza a la lucha armada como reducida a “los comandos urbanos y sub-urbanos por un lado, y por el otro, a la guerrilla
de los Estados Falcón y Portuguesa”(Plaza,1976:19)
Las
fuerzas revolucionarias forman en 1963 –propuesto en el III Congreso del PCV en
1961- el Frente de Liberación Nacional (FLN) y las Fuerzas Armadas de
Liberación Nacional (FALN). Se organizan las FALN en Distritos Urbanos y
Distritos Rurales y se integran las fuerzas de los distintos estratos políticos
involucrados con el proyecto insurreccional (PCV, MIR y URD). “Los Distritos eran: el de Caracas-Miranda,
el Centro Occidental, el de Falcón y el de Oriente. De éstos, el de Caracas era
fundamentalmente urbano (guerra urbana de “comandos” de guerrillas); los de
Oriente y Falcón correspondían, además de la fundamental actividad guerrillera
rural, una intensa actividad de sabotaje sub-urbano petrolero; el de Lara era
fundamentalmente guerrillero (guerra de guerrillas de rural)”(Plaza,1976:20)
Pese
a todo el desarrollo guerrillero y a la búsqueda del sabotaje de las elecciones
de diciembre de 1963, estas se llevan a cabo con la victoria de otro miembro de
AD, Raúl Leoni, lo que significó una derrota más para la “guerra de baja
intensidad”(Irwin,2000:120) desarrollada por el movimiento revolucionario.
Etapa
No.3. Consolidación de la lucha armada rural (1964-1965)
La
victoria del 63 en las elecciones del partido AD, generó un ambiente de desgano
y derrotismo en las masas del país que, no obstante, no influyó en los revolucionarios quienes
fueron una vez más ingenuos y optimistas e ignoraron “los radicales cambios que se había producido en la conciencia política
de la ciudadanía, y por lo tanto, en nuestros militantes”(Carquez,1989:67).
Caracterizada
por el abandono de la lucha en la ciudad dada la represión cada vez más fuerte
y continua en la misma, centrándose la lucha en el campo “al comienzo en forma tímida y como parte de la seguridad de las
organizaciones. Combatientes perseguidos por la Dirección General de Policía
(DIGEPOL), ampliamente solicitados por los cuerpos de seguridad, organizaron su
refugio en el campo”
(Carquez,1989:74)
En
esta etapa comienza a perderse poco a poco la capacidad de convocatoria a las
masas, pues se van delimitando más aún las diferencias de criterio dentro del
sector revolucionario en cuenta a la vía violenta de toma del poder: “Las fuerzas de centro-izquierda que en el
seno del MIR, de AD-ARS y de URD, nos había acompañado por una parte del camino,
se aprestaban a transitar otra forma de lucha política”(Carquez,1989:82)
Los
revolucionarios siguieron adelante con su plan de lucha armada y se fueron a la
llamada “Guerra Popular Prolongada”.
Etapa
No.4. La “paz democrática”(1965-1969)
La
propuesta de “paz democrática”, conduce a que el PCV se divide definitivamente en un
grupo que propone continuar con la lucha armada y otro que propone una lucha
desarmada. De esta manera, se reduce el arsenal político del movimiento
revolucionario “protagonizado de ahora en
adelante por el MIR (también en crisis) y por la mayoría del movimiento
guerrillero rural”(Carquez,1989:116)
Se
recibe colaboración y apoyo de entes foráneos de manera pública –este apoyo se
recibía de manera no pública desde hacia varios años-, específicamente de la
revolución cubana, mediante el desembarco guerrillero en Machurucuto, dándose
cuenta del por qué Betancourt llegó a llamar a la lucha armada una “conspiración extranjera contra la democracia”.
No obstante, el apoyo material de la revolución cubana cesó por razones de
estrategia internacional y así “el apoyo
logístico a estos movimientos [la lucha armada en latinoamérica y
particularmente en Venezuela] lo veo más bien como resultado de las
instrucciones soviéticas .”(Blanco
Muñoz,1981:302)
Etapa
No.5. Vestigios de la lucha armada (1969-aprox. 1990)
En
el 69, con el gobierno de Rafael Caldera se da el proceso de pacificación,
replegándose a dicho proceso algunos miembros revolucionarios mientras que
otros no se repliegan y se generan divisiones que se mantienen en bajo perfil a
lo largo de dos décadas con nuevas agrupaciones políticas como Bandera Roja,
Venceremos, que planteaban aún la ideología del socialismo marxista y la lucha
de clases como motor de la historia.
- ¿Por qué fracasó? (valoración crítica)
El
fracaso de la lucha armada en Venezuela, el cual se vio plasmado en la
consolidación de la democracia representativa capitalista y proimperialista y
la no instauración de un gobierno antiimperialista y promotor del socialismo, vino
a ser el producto de “los defectos
teóricos y prácticos de la dirección del movimiento”(Carquez,1989:20) y tuvo como causas primordiales “los errores de interpretación de la
coyuntura histórica del 58”(Carquez,1989:122), aunado a no manejar una
visión clara del poder por carecer de un proyecto político específicamente definido
desde la coyuntura del 58[12] y el
-constantemente referido en la historiografía- anacronismo en el manejo de los
hechos por parte del movimiento revolucionario[13], el
no aprovechamiento de las oportunidades claves en la insurrección –como la
huelga de transporte del 1962[14]-y
además las diferencias en cuanto al proceso armado dentro del mismo movimiento
revolucionario[15] donde un grupo más
idealista que otro decide heroicamente continuar la lucha dentro de un proceso
que se sabía ya perdido.
Algo de ingenuidad y/o idealismo caracterizó el
comportamiento de los revolucionarios durante el proceso de la lucha armada, lo
que evitó que analizaran más fría y racionalmente la realidad histórica, y los
llevó a ser optimistas con cada hecho, sesgándolo a su favor y evitando su correcto
accionar como, por ejemplo, lo indica
Freddy Carquez en referencia a las divisiones que se dieron en AD:
“Nuestra visión tan superficial y emotiva de
los acontecimientos políticos nos enajenó. Confundimos la crisis política que
vivía AD como producto de los cambios programáticos impuestos por el sector
oligárquico y pronorteamericano (causas determinantes de las divisiones
MIR,AD-ARS), con una profunda erosión del modelo político. La realidad ha
demostrado hasta la saciedad que no era cierto. La tendencia betancourista al
dividir a AD no hacía otra cosa que recomponer su cuadro de alianzas de clases
en el seno de la sociedad… Ampliamente limitados para comprender lo que
realmente sucedía a nuestro alrededor, resolvimos continuar la política que
empíricamente habíamos diseñado manteniéndola a ultranza sin introducir
modificaciones o rectificaciones que nos permitieran salir del callejón en el
cual nos encontrábamos desde hacia ya un tiempo”(Carquez,1989:79).
Posiblemente se dio ese “culto a la lucha armada” que el ex-guerrillero Carlos Betancourt[16] mencionó debía evitarse –no desdeñando por eso la posibilidad del accionar
armado-, culto posiblemente sustentado “del
mito y de los rígidos módulos de la revolución cubana”(Valsalice,1975:116) que impidió analizar la realidad en su
conjunto y buscar alternativas más idóneas.
[1] En el pacto de Punto Fijo
-como se le llamó al acuerdo pautado entre AD, COPEI y URD, en la casa de
Rafael Caldera, llamada “Punto Fijo”- se comprometía a los involucrados a
respetar los resultados electorales de 1958 y se excluyó al PCV de dicho pacto
aunque sus fuerzas colaboraron en el derrocamiento de Pérez Jiménez el 23 de
enero de 1958. Indica el ex-guerrillero Freddy Carquez respecto a dicho pacto:
“Tácitamente consolidada la legalidad
burguesa, entroniza la alternabilidad de las camarillas partidistas reduciendo
el antagonismo por el liderazgo, excluyendo definitivamente al movimiento
popular y revolucionario del protagonismo político nacional”(Carquez,1989:127).
[2] El Viraje fue la “consigna
principal de la tesis política aprobada por el Comité Central del PCV durante
el primer semestre de 1959, cuyo objetivo era facilitar un proceso de
reagrupamiento de fuerzas cívico-militares progresistas aún presentes en el
interior de la Venezuela de la época (incluso en el partido de gobierno)”
(Carquez,1989:128).
[3]Con respecto a la represión a la violencia: “…el régimen coaligado que preside Betancourt no se hizo esperar para
aplicar la violencia. Desde los primeros brotes de protesta se aplican formas
represivas. Las garantías constitucionales se suspenden continuamente, la
Dirección General de Policía (DIGEPOL), el Servicio de Inteligencia de las
Fuerzas Armadas (SIFA), las Policías Municipales, la Guardia Nacional, etc.,
desempeñarán un papel importante en el ejercicio de las medidas tendientes a
lograr el mantenimiento del “orden constitucional””(Blanco
Muñoz,1991:209)
[4] En referencia a este descontento, en 1960 se produce la primera
división de AD -formándose el MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria
formado por la juventud adeca- ruptura
que se produce “como consecuencia de las políticas oligárquicas y pro
norteamericanas que instrumenta el Presidente R.B. desde el gobierno”(Carquez,1989:129).
La salida de URD del gobierno
se produce en septiembre de 1960, consecuencia del voto de Venezuela a favor de
las sanciones a Cuba que se dio sin el consentimiento de los Diputados que
apoyaban a Cuba, y donde se sustituyo al Canciller Ignacio Arcaya por no apoyar
la moción en contra de Cuba propuesta por Betancourt, no apoyada por la mayoría
de los diputados como se mencionó. Y para
finales de 1961 se vuelve a dividir AD formándose el ARS.
[5] Betancourt se declara
radicalmente anti-comunista y por ello contra el gobierno de Fidel Castro, que
tiene una amplia aceptación y valoración por parte de las masas populares y
revolucionarias.
[6] Como refiere Elena Plaza “la
lucha armada venezolana se abre con los sucesos políticos de octubre y
noviembre de 1960”(Plaza,1978:167).
En octubre de 1960 se detienen los redactores del periódico “Izquierda” del
MIR, pues dicho periódico “planteó la
necesidad y oportunidad de la insurrección popular”(Plaza, 1978:167). En
noviembre se suspenden las garantías y la UCV es “rodeada por el ejército y abaleada” (Plaza, 1978:159).
[7] Así lo indica Freddy Carquez, testigo y protagonista de la historia
guerrillera, quien indica que el dicho III Congreso “se legitima la decisión de trabajar por una solución insurreccional que
resuelva la crisis política nacional creada por la gestión betancourista; las
deliberaciones concluyen con un discurso realizado por Jesús Faría, Secretario
General del Partido, exhortando a la insurrección”(Carquez,1989:129). Se crea en ese III Congreso la consigna de “Nuevo gobierno ya”.
[8] En su mayoría estos jóvenes eran estudiantes y/o de los barrios
venezolanos, particularmente de Caracas.
[9] Así lo demuestran al basar su análisis revolucionario en las
contradicciones que se han producido en la sociedad venezolana en el ámbito de
las relaciones de producción: “La
contradicción que impulsa el desarrollo de la sociedad venezolana es aquella
que existe entre las fuerzas productivas que luchan por desarrollarse y el
conjunto de las relaciones de producción dominante”
[10] El 4 de mayo de 1962 se produjo el llamado en la historiografía
“Carúpanazo”, alzamiento que se dio en la ciudad de Carúpano, con el
levantamiento de una guarnición de las fuerzas de la Infantería de Marina, y un
Destacamento de la Guardia Nacional. La lucha duró 48, finalizando con la
rendición de los alzados.
[11] El 2
de junio de 1962 se produjo el llamado en la historiografía “Porteñazo”
levantamiento de militares progresistas de la Infantería de Marina acantonada,
el cual duró alrededor de tres (3) días, según refiere Freddy Carquez, y fue
derrotado por las fuerzas del gobierno y hubieron centenares de bajas.
[12] “La ausencia o carencia de una
verdadera conciencia revolucionaria que es expresada en una verdadera vocación
de poder de manera ineludible, se complementa con la inexistencia de un
proyecto político revolucionario. Lo central siempre debió haber sido diseñar
un proyecto revolucionario de acuerdo a la realidad concreta y en línea directa
con los intereses generales de los trabajadores y del pueblo, y de ese modo,
controlar la nueva situación que se abre a partir del 23 de enero….”(Carquez,1989:19)
[13] Así, por ejemplo, indica Carquez en referencia al pensamiento de los
revolucionarios en los 50 “los marxistas
de la época continuaban propendiendo programas y alianzas similares a las del
año 36, ignorando rotundamente los cambios acaecidos en el país y en el planeta”(Carquez:1989,56). Elena Plaza indica lo
desfasado en el análisis de la sociedad venezolana como semi-feudal en la propuesta
del III Congreso del PCV y da cuenta de cómo, dada la visión expresada por los
revolucionarios en sus Tesis del III Congreso del PCV, su propuesta
revolucionaria de lucha armada era pensada “como
un “asalto” de una minoría al poder”(Plaza:1978,169).
Existía en el movimiento revolucionario “un aislamiento cada vez mayor de los problemas trascendentales del país
y, por lo tanto, de los procesos políticos reales”(Plaza:1976,11). En referencia al Porteñazo (y al levantamiento de
Castro León que fue uno de derecha y no de la unión izquierda- FFAA) refiere
Domingo Irwin “Ambos movimientos miraban
al pasado y no al futuro. Eran momentos de cambio innovado, no de segundas
ediciones”(Irwin,121)
[14] “La insurrección urbana
derrotada, marca el tiempo histórico 1962 como el fracaso de la propuesta armada”(Carquez:1989,56).
Añade Carquez que “con la derrota del
movimiento huelguístico de enero del 62, activado por el conflicto de los
transportistas de San Cristóbal, concluye el auge masas generado por la
victoria democrática del 23 de enero del 58” (Carquez:1989,66-67). Efectivamente
el año 1962, viene a ser definitorio del futuro de la lucha –su fracaso- pues
como indica Elena Plaza en referencia a los sucesos del Carúpanazo y el
Porteñazo: “Este momento marca también,
según nuestra opinión, el punto más alto para la opción revolucionaria como
alternativa real de poder: las derrotas de enero, mayo y junio de 1962 fueron
definitivas. Desde ese momento en adelante, ni la correlación de fuerzas
militares ni la adhesión de las masas le serían favorables. Sin embargo,
paradójicamente, la historia del intento armado por tomar el poder se
desarrolló, fundamentalmente, a partir de este momento”(Plaza:1878,163). También, es de destacar, en este punto de lo
álgido y definitorio de 1962, lo referido por Agustín Blanco Muñoz: “El propio Betancourt habría reconocido que
si ese contingente se lanza a la hora de la huelga de transporte (enero de
1962) hubiesen podido derrocarlo”(Blanco
Muñoz,1981:8)
[15] Refiere Elena Plaza que
desde la misma génesis de la propuesta de la lucha armada por parte del PCV “se iniciaba ya una evolución que oponía a
partidarios y adversarios de la vía violenta”(Plaza: 1978,175)
[16] Carlos Betancourt es un ex-guerrillero que participó en una clase de la Cátedra de Historia de Venezuela Siglo XX en la UCV en el año 2008 y habló de su valoración de la lucha armada.
Créditos:
[16] Carlos Betancourt es un ex-guerrillero que participó en una clase de la Cátedra de Historia de Venezuela Siglo XX en la UCV en el año 2008 y habló de su valoración de la lucha armada.
BIBLIOGRAFÍA
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conspiración cívico-militar. Habla El “Guairazo”,”Barcelonazo”,”Carupanazo” y
“Porteñazo””.[Sin editorial]. Caracas. 1981. p. 454.
BLANCO MUÑOZ, Agustín. Venezuela
1958. Otra derrota popular. Colección Historia Actual. Proyecto: La
violencia en la Venezuela reciente 1958-1980. Cátedra Pío Tamayo. Caracas.
1991. p. 257.
CARQUEZ, Freddy. Crítica
a la experiencia histórica del 23 de enero. UCV. Ediciones de la
biblioteca. 1989. p.144.
IRWIN, Domingo. Relaciones cívico-militares en
el siglo XX. Caracas.2000. p. 224.
LA LUCHA ARMADA SIGUE EN EL PODER. Consultado en línea en Julio de 2008, desde http://historiactual.blogspot.com/2007/08/la-lucha-armada-sigue-en-el-poder.html
PLAZA,
Elena. El 23 de enero de 1958 y el proceso de
consodalición de la democracia representativa en Venezuela. G & T.
Editores. Caracas. 1978
PLAZA, Elena. Historia de la lucha armada en
Venezuela (1960-1969). Editorial Centro Gumilla. Caracas. 1976. p. 31.
VALSALICE, Luigi. Guerrilla y política.
Editorial Pleamar. Buenos Aires. 1975. pp. 99-125.
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