Ética protestante y ética católica en la Conquista de América
La Conquista en América por parte de las españoles, ya
desde las bulas Inter Coetera promulgadas por Alejandro VI en 1493, venía a
estar definida por un objetivo de evangelización. Así se refiere en la
segunda bula Inter. Coetera “Por donde, habiendo considerado diligentemente
todas las cosas y capitalmente la exaltación y propagación de la fe católica
como corresponde a Reyes y Príncipes Católicos, decidisteis según costumbre de
nuestros progenitores, Reyes de ilustre memoria, someter a vosotros las tierras
firmes e islas predichas y sus habitantes y moradores y convertirlos con el
auxilio de la divina misericordia a la Fe Católica”(Alejandro
VI:[Sin Fecha]:[Sin página]).
De esta manera la ética católica venía a definir el
desarrollo del proceso de Conquista y fundamentados en la ética católica se
buscó establecer la legitimación de la Conquista desde sus inicios y lograr la
conversión a la confesión católica de los nativos encontrados en América.
Inglaterra también buscó tener esa misión evangelizadora aunque en su caso de
la fe protestante, como se desprende de lo referido por Robert Johnson relativo
a los objetivos y mecanismos para el proceso de colonización del área nortemericana que llamaron Jamestown en
un sermón pronunciado en 1609 en la Compañía de Virginia:
“Nos proponemos proclamar y hacerles
saber a todos ellos [los indios americanos], públicamente y con razones, que
nuestra llegada allí es con la intención de asentarnos en su país, pero no para
suplantarlos y desalojarlos, sino para mejorar su condición. En primer lugar
con respecto a Dios el Creador y a Jesucristo su Redentor, si en él creen. Y en
segundo lugar, con respecto a las bendiciones terrenales, de las que ahora no
hacen un uso adecuado, sino brutal y bestial...”(Huxtable,2002:241).
En el texto anterior, se hace ya patente la
relevancia que le otorgaban los conquistadores ingleses a la vida terrena y las
bendiciones que en ella se obtienen y la importancia de utilizarlas
adecuadamente, por ejemplo, por medio del trabajo. Para la fe católica la vida
terrenal no tenía interés alguno para alcanzar la gloria de ir al cielo, aunque
había que vivir virtuosamente, quedaban los sacramentos y las indulgencias para
expiar las culpas y lograr alcanzar el cielo si no se había llevado una vida
del todo proba.
En su análisis de los orígenes del espíritu capitalista, Max
Weber refiere las diferencias entre la ética católica y la protestante donde da
cuentas de la visión extramundana de la vida cristiana ascética – que sólo
debían vivir los religiosos- en la profesión de fe católica, mientras que en
los protestantes[1] la
vida intramundana o terrena de todos los seres humanos cristianos –laicos y
religiosos- representa un reflejo de la vida extramundana o celestial y por
tanto, los logros en esta vida son determinantes del disfrute de la gracia de
Dios en los cristianos; se debía ser exitoso y útil no para acumular riquezas
sino como señal de contar con el favor de Dios, así lo refiere Weber respecto a
la visión protestante del trabajo “... el trabajo es, sobre todo, el
fin mismo de la vida prescrita por Dios. La frase de San Pablo <<quien no
trabaje que no coma>> tiene validez absoluta y para todos. Las pocas
ganas de trabajar son síntoma de que se carece del estado de gracia”(Weber,2006:202), mientras que en la visión
católica y medieval, e.g., estudiada por Santo Tomás de Aquino “el trabajo
sólo es necesario, naturali ratione, para la conservación de la vida del
individuo y de la comunidad...Para la teología popular, la forma suprema de la
<<productividad>> de los monjes estaba en el aumento del
<<thesaurus ecclessia>> mediante la oración y el canto en coro” (Weber,2006:202-203).
Es claro que los católicos
conquistadores tenía poco interés de desarrollar una labor con fines de agradar
a Dios, más allá de la propia tarea de evangelización, de hecho: “La idea de
que otro hiciera las labores físicas del mundo atraía grandemente al español
del siglo XVl, cuyo gusto por la gloria militar y por la conquista religiosa y
el disgusto por el trabajo les venía de sus antepasados...Y cuando esta idea se
enlazaba a la otra de que los seres inferiores se beneficiaban, en efecto, con
la labor que realizaban, la proposición se tornaba extremadamente atrayente”(Hanke:1968,350).
Weber a través de las
estadísticas verifica las diferencias que se presentan en los tipos de
profesiones entre protestantes y católicos de su época (comienzos del siglo
XX), y constata que los primeros orientados a profesiones de productividad
mientras que los católicos se orientaban más por profesiones humanísticas, y
buscó Weber los orígenes de ello en las características de la profesión
religiosa y sus efectos en el desarrollo de la economía de protestantes y
católicos, donde el que Weber llama espíritu capitalista es fomentado por los
protestantes en la región angloamericana y viene a determinar las
características del comportamiento económico angloamericano.
Hoy día se pueden ver los efectos en la mentalidad
hispanoamericana y angloamericana de esas diferencias de la orientación
protestante al trabajo con la dicotomía centro-periferia
(desarrollo-subdesarrollo, superior-inferior) que se da en la civilización
mundial globalizada en la que se vive hoy día, y donde Hispanoamérica forma
parte del área periférica (inferior), con una mentalidad de dominado, y los
Estados Unidos, donde se forjó el espíritu capitalista, corresponde al área
central hegemónica (superior) con una mentalidad netamente capitalista
dominadora.
BIBLIOGRAFÍA
COSULTADA
HANKE, Lewis. La conquista y la Cruz. En:
HANKE, Lewis. Estudios sobre Fray Bartolomé De Las Casas y sobre la lucha
por la justicia en la conquista esañola de América. Caracas. Ediciones de
la Biblioteca UCV. 1968. pp. 339-428
Huxtable Elliott, John, BENÍTEZ SÁNCHEZ-BLANCO,
Rafael. España en Europa: Estudios de historia comparada: escritos
seleccionados. Universitat de València, 2002. pp. 286. Consultado en línea en noviembre de
2008 desde:
PAPA ALEJANDRO VI. La primera bula
Inter. Coetera de Alejandro VI (3 de mayo de 1493). Consultada en línea
en noviembre 2008 desde: Servidor Franciscano del Sur. En: http://www.franciscanos.net/500anos/La%20primera%20bula%20Inter%20coetera%20Alejandro%20VI.htm
PAPA ALEJANDRO VI. La segunda bula
Inter. Coetera de Alejandro VI (4 de mayo de 1493). Consultada en línea
en noviembre 2008 desde: Servidor Franciscano del Sur. En: http://www.franciscanos.net/500anos/La%20segunda%20bula%20Inter%20coetera%20Alejandro%20VI.htm
WEBER, Max. La ética protestante y el
<<espíritu>> del capitalismo. Madrid. Alianza Editorial. 2006.
pp. 330.
[1] En este caso, las confesiones consideradas por
Weber como promotoras del espíritu capitalista por su carácter ascético son el
pietismo, el calvinismo, el metodismo y las sectas baptistas. El luteranismo,
como el catolicismo no fomentaba el espíritu capitalista, toda vez que en ambos
las obras no eran consideradas importantes para la salvación pues la salvación
es por gracia de Dios. No obstante, el luteranismo si daba importancia al
trabajo como forma de agradar a Dios pues para Lutero “... el trabajo
profesional profano aparece como la manifestación exterior del amor al prójimo”(Weber,2006:93),
mientras que en la fe católica se mantenía la idea medieval que el trabajo era
algo no deseable y además se daba la distinción de la vida monacal religiosa
que no tenía cabida en la vida del laico común, y era en el religioso que la
vida ascética sistemática se presentaba pero “...orientada hacia un fin
trascendente, la salvación, pero precisamente por este motivo está
racionalizada en su transcurrir en este mundo y dominada exclusivamente por la
idea de aumentar la gloria de Dios”(Weber,2006:139), el monje era “un
obrero al servicio de Dios” (Weber,2006:140)
Realizado por: Pérez, Mery
Realizado por: Pérez, Mery
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