"En el estudio no existe la saciedad". Erasmo de Rotterdam (1469-1536). Humanista, filósofo, filólogo y teólogo holandés
Paráclesis o
exhortación al estudio de la filosofía cristiana
Resumen: En el presente ensayo se realiza un análisis de la pequeña en tamaño
pero representativa obra Paráclesis o
Exhortación al estudio de la filosofía cristiana escrita por el humanista holandés
Erasmo de Rotterdam, obra característica
y representativa y que sintetiza la orientación de los escritos de Erasmo, pero
que resulta muy poco conocida toda vez que la única obra de Erasmo que pasó a
la posteridad - y por ende lo hizo pasar a él a la posteridad- por lo menos en
lo que se refiere a la accesibilidad de la misma por las multitudes, es la
clásica Elogio de la Locura. Se
comienza en este ensayo por realizar una somera reseña biográfica del
importante humanista Erasmo para delimitar espacio-temporalmente este análisis
y conocer grosso modo la obra del
autor, luego se da un resumen de las características del entorno socio-político
para el momento en que se publica la obra y
se continúa con un breve resumen de la obra, destacándose la pertinencia de la misma y las controversias
suscitadas en la época a causa de los postulados inmanentes a la obra. Se indica
a lo largo de este ensayo la influencia en el autor –y particularmente en su
obra Paráclesis- del pensamiento
intelectual y religioso para el momento histórico en el que se escribe la
misma, correspondiente al tiempo de auge del pensamiento humanista en la época del
Renacimiento[1].
Erasmo: príncipe de los
humanistas
Elogio de la Locura constituye la obra emblemática del prolífico humanista cristiano Erasmo
de Rotterdam, pues es ésta la única que superó el paso del tiempo, quizá por su carácter sarcástico logró sobrevivir
al veto de la Iglesia[2]
y hoy día es un clásico de la literatura universal ampliamente conocido. No
obstante, una vasta cantidad de obras escribió este autor nacido en los Países
Bajos, en el año 1469[3],
y muerto en Basilea (Suiza) en 1536, y en lo que se refiere a la
historiografía, se han realizado compilaciones de sus obras y se cuenta con varias
traducciones al castellano hechas en la Edad Moderna de muchas de sus obras[4],
pues en España Erasmo tuvo muchos adeptos -y también muchos detractores-
incluso durante su vida ya que al haber sido Erasmo consejero de Carlos V, el
monarca impulsó la difusión de su obra.
Erasmo fue un monje agustino de los que tomó los hábitos posiblemente
-como muchos- más por razones económicas y sociales, que por vocación
religiosa, ya que al quedar huérfano y siendo malversados por parte de sus
apoderados los fondos que heredó, Erasmo ingresó a la vida religiosa formándose
en un monasterio en Gouda, ciudad de los Países Bajos cercana a Rotterdam, luego
ingresa a estudiar con los Hermanos de la vida común[5]
en Deventer donde profundiza en el estudio del latín y comienza a tener
contacto con otros humanistas, además de analizar obras que tendrán gran
influencia en sus estudios y escritos como lo son las obras de Lorenzo Valla,
sobre todo en lo que se refiere a sus comentarios sobre la Vulgata[6]
que influyó en la edición por parte de Erasmo de una versión políglota
revisada del Nuevo Testamento para el año 1516, donde se insertó como parte introductoria
la obra que es motivo de este estudio, la Paráclesis.
Erasmo fue un erudito, y dada su
erudición sobre todo en lo que respecta al dominio del latín obtuvo la oportunidad
de abandonar la vida monacal de claustro –vida muy poco de su gusto- para
fungir como investigador y escritor, desarrollando como humanista cristiano una
dilatada obra que fomenta la búsqueda de la perfección humano-cristiana por
medio del fortalecimiento de la virtud a través del conocimiento, pues la falta
de virtud era ampliamente resultado del desconocimiento, como lo dijo el
filósofo griego Sócrates “el vicio sólo
se debe a la ignorancia”. Así Erasmo abogó por el retorno a las Escrituras
y al espíritu de los primeros cristianos, rechazando la escolástica por su
rigurosidad para el acceso al conocimiento, rechazando también los dogmas que
habían llevado a la Iglesia a ser un estamento muy corrompido para la época.
Obras como la renombrada Encomium
Stultitiae o Elogio de la Locura
(1511), Enchiridion Militis Christiani (1503), Institutio Principis Christiani (1516), Institutio
Christiani Matrimonii (1526), Vidua Cristiana (1529), y la obra que se
analiza en este ensayo Paraclesis ad Christianae philosophiae studium (1516), entre muchas otras, dan muestras de ese enfoque de retorno a
los orígenes cristianos propuesto por Erasmo, en una crítica de los estamentos
religiosos y sociales de la sociedad en que vivió bajo su máxima Nulli concedo (no cedo a nada)
representativa del espíritu independiente y analítico de Erasmo, pero que también
puede verse -y de hecho así ha sido vista por muchos- más bien característica
del poco compromiso con alguna causa del bien amado y también odiado príncipe
de los humanistas Erasmo de Rotterdam.
Ámbito histórico
La Paráclesis o Exhortación al estudio de la filosofía cristiana fue publicada por vez primera en latín como
parte de la edición del Nuevo Testamento realizada por Erasmo, versión políglota
de las escrituras griego-cristianas, en griego y latín, correspondiente a una
versión mejorada de la versión oficial latina que dominó durante toda la Edad
Media, la conocida Vulgata. Esta
versión del Nuevo Testamento aparece a la luz pública en el siglo XVI,
específicamente en el año 1516, en una Europa signada por los cambios
establecidos en el siglo previo, siglo XV, entre ellos el “descubrimiento”[7]
de nuevas tierras, tierras que hoy conocemos como América, descubrimiento que
se realizó en los años postreros
del siglo XV, esto es en el año 1492. En el siglo XV de hecho se dio el ocaso de la Edad Media iniciándose
la Edad Moderna, cuyo año de inicio se establece comúnmente en el 1453 con la
toma de Constantinopla por los turcos otomanos[8]. Se
produjo la invención de la imprenta a mediados del Siglo XV que abrió las
puertas a la divulgación en masa de la información y que fue un elemento clave
para los cambios que se dieron en el Siglo XVI particularmente en lo que
respecta al ámbito religioso con la reforma protestante iniciada por el monje
alemán Martín Lutero, como respuesta a la grave situación del papado con
talante principesco que se desarrolló para finales del siglo XV, ampliamente
corrompido por dar preeminencia a factores económicos y políticos más que a los
religiosos, y promotor de las polémicas ventas de indulgencias que
constituyeron una tara extendida en la Europa de los siglos XV y XVI.
De hecho, la Paráclesis es publicada un año antes de que se produzca la divulgación de las tesis de Lutero, y en lo que se refiere a la Biblia como fuente única del conocimiento divino y a la necesidad de su difusión en diversas lenguas según propuso Lutero, constituye la Paráclesis un precedente de ésta idea, siendo esto una evidencia del carácter reformista que existía dentro de la misma Iglesia Católica pues habían disensiones en cuanto a los estatutos de la misma con disposición de cambios y Erasmo era uno de éstos disconformes, como lo demostraba en muchas de sus obras, ya incluso en su posible primera obra Antibarbari (escrita entre 1492 y 1494) que constituía una oposición a la escolástica, filosofía que constituía el mecanismo de enseñanza utilizado por la Iglesia y que se extendía también a la enseñanza en el ámbito laico, y por supuesto también la Paráclesis es un ejemplo de este sentimiento reformista presente en el pensador holandés.
De hecho, la Paráclesis es publicada un año antes de que se produzca la divulgación de las tesis de Lutero, y en lo que se refiere a la Biblia como fuente única del conocimiento divino y a la necesidad de su difusión en diversas lenguas según propuso Lutero, constituye la Paráclesis un precedente de ésta idea, siendo esto una evidencia del carácter reformista que existía dentro de la misma Iglesia Católica pues habían disensiones en cuanto a los estatutos de la misma con disposición de cambios y Erasmo era uno de éstos disconformes, como lo demostraba en muchas de sus obras, ya incluso en su posible primera obra Antibarbari (escrita entre 1492 y 1494) que constituía una oposición a la escolástica, filosofía que constituía el mecanismo de enseñanza utilizado por la Iglesia y que se extendía también a la enseñanza en el ámbito laico, y por supuesto también la Paráclesis es un ejemplo de este sentimiento reformista presente en el pensador holandés.
Paráclesis: Filosofía
cristiana vs. Teología católica
·
Resumen de la Paráclesis
El texto se inicia con la declaración de Erasmo de su deseo
de contar con la retórica necesaria para cumplir con el propósito del opúsculo
que es el de producir en el lector el interés por conocer la filosofía
cristiana y ponerla en práctica y expresa Erasmo que ese deseo se verá
cristalizado al pedirle al mismo Jesucristo -la Verdad- que obre en él durante
la redacción del texto para que el mismo obtenga las características requeridas
de exhortar al lector a amar la filosofía de Cristo. Comienza entonces Erasmo a explicar cómo los
estudiosos se preocupan por conocer a fondo lo que estudian - por ejemplo un aristotélico
se preocupa por escudriñar la obra de Aristóteles- resaltando la capacidad de
adquirir conocimiento y de progresar del hombre, y expresa cómo esto no ocurre
en el caso de los cristianos que poco y muy pocos conocen las doctrinas y
enseñanzas de Cristo, siendo que constituyen estatutos mucho más simples que
los de los grandes filósofos y teólogos y que son dados por el Dios hecho
hombre a todos los seres humanos de una manera que es comprensible a todo aquel
que los estudie con fe; introduce entonces Erasmo la aclaratoria de que es la “filosofía cristiana” especificada en las
Sagradas Escrituras y no los dogmas de la “religión
cristiana” los que deben seguirse, pues esa religión
cristiana restringe el estudio de las escrituras a unos pocos –teólogos y
frailes- los cuales a veces son exiguamente virtuosos (aunque aclara Erasmo su
respeto por el estamento clerical), y que además se preocupan muchas veces más
por estudiar a otros hombres que al propio Cristo, e indica Erasmo que todo
aquél que se ejercite en la doctrina de Cristo puede ser considerado teólogo
pues el verdadero conocedor de Cristo es aquél que escudriña sus mandamientos y
los pone en práctica e indica que el cristianismo triunfará cuando se oriente
en ese sentido de conocer el parecer de Cristo. Continúa Erasmo insistiendo en
impeler al estudio de las doctrinas de Cristo presentes en las Sagradas Escrituras,
particularmente los Evangelios que dan cuentan de la obra de Cristo en su vida
terrenal, y sin querer desestimar a los doctores de la Iglesia y demás
estudiosos sean laicos o religiosos (como san Agustín o santo Tomás de Aquino)
expresa Erasmo que es menester estudiar los Evangelios y las cartas paulistas,
que son las que contienen el espíritu de la doctrina cristiana que es la que el
bautismo simboliza como la que debe seguir el cristiano bautizado, ya que más
que seguir todas las tradiciones y cultos de adoración hechos como símbolo de
seguimiento de Cristo, debe ser al mismo Cristo, a través del escudriñamiento
de la Escritura, a quien debe seguirse.
·
La Escritura, fuente original
de la sabiduría cristiana
Ya desde sus comienzos la Iglesia Católica buscó establecer
-al convertirse en una institución formal de la sociedad y más aún en religión
oficial del Estado Romano- sus estatutos de manera formal, así para las
postrimerías del siglo V, se comienzan a producir los documentos llamados Decretales que constituirán la manera de
establecer las normas en la Iglesia y la forma de comunicación con la
cristiandad, también para esa época eruditos de la Iglesia como san
Agustín y san Jerónimo buscaron
documentar la doctrina cristiana partiendo del estudio de las Escrituras, luego
a lo largo del tiempo se establecieron dogmas y sacramentos y santo Tomás de
Aquino en el siglo XIII daría una teoría de la teología cristiana, y a lo largo
de ese se establecimiento de muchos dogmas y sacramentos (y hoy día el Catecismo
de la Iglesia Católica constituye un compendio de la doctrina católico). Todos
estos escritos venían de alguna manera a sustituir a las Sagradas Escrituras –aunque
buscaban basarse en ellas-. En la Paráclesis
se reprocha el interés predominante que se les da a esos escritos y
representantes de la Iglesia por encima de la doctrina promulgada por Cristo
directamente en las Escrituras, e invita Erasmo como humanista cristiano al
retorno al origen de la doctrina cristiana, localizado en las Escrituras griego-cristianas
particularmente los Evangelios y las cartas del apóstol Pablo, pues allí puede
el creyente directamente conocer cómo es Jesús y cuál es su doctrina y obrar en
consecuencia.
Erasmo critica que el estudio de la
Escritura se encontrase restringido a unos pocos, los pertenecientes al
estamento clerical, pues todos requieren de conocer a Cristo a través de Su Palabra, y además indica
que muchos de esos supuestos conocedores de la doctrina de Cristo por medio de
la Biblia dejaban mucho que desear en cuanto a su conducta; de hecho, en los años
precedentes a la publicación de la Paráclesis
se ubicaron en el solio pontificio hombres cuya reputación era muy criticada, e
incluso llegaron al papado por medio de mecanismos muy controvertidos productos
del mecenazgo renacentista italiano que caracterizó al papado como un estamento
principesco, y por otro lado muchos miembros del clero eran de reputación
dudosa y estaba presente el grave mal de la venta de indulgencias que daba a la
Iglesia en general una muy mala reputación. Erasmo no era ajeno a estos
problemas y exhorta a la búsqueda de soluciones mediante dar acceso al
conocimiento directo de la doctrina de Cristo a las mayorías y tiene en cuenta el pensador alemán todos
los estamentos que debían para la época contribuir al logro de una cristiandad
virtuosa, exhortando a gobernantes, miembros del clero y preceptores a nutrirse
de la doctrina de Cristo, presente en las Escrituras, y divulgarla en el pueblo
desde la temprana niñez para consolidarla en sus corazones.
Como se ha mencionado en párrafos
precedentes, la crítica de Erasmo al estamento religioso en lo que consideraba
errado –aunque siempre Erasmo expresó su adhesión a la institución católica en
general- fue característica de su obra, y por ello Erasmo fue relacionado con
el movimiento reformista de Lutero que culminó en cisma; sin embargo al igual
que Lutero y muchos miembros del estamento clerical, Erasmo abogaba por una
reforma de la Iglesia desde dentro, buscando retornar a las doctrinas de los
primeros cristianos partiendo de las Sagradas Escrituras como se expresa en la Paráclesis, pero ese retorno generaba controversias
pues se consideraba irreverenciar lo establecido por la Iglesia, pues al
considerar que debían releerse las Escrituras se consideraba dudar de lo
concluido por la Iglesia y también porque se prestaba a propias
interpretaciones acordes a intereses propios, por ello el libre examen de las
Escrituras propuesto por los luteranos -y también por Erasmo- fue repudiado por
la Iglesia. Sin embargo, en la Paráclesis,
Erasmo rechaza más bien ese análisis de las Escrituras para amoldarlas a
intereses propios al indicar que
“…pervertimos y rebolvenos en la doctrina de Jesu Christo; y de aquí es que la traemos forçada y como de los cabellos a que concuerde con nuestro ruyn arte de vivir, y mientras vivimos, por las vías que podemos huymos de no ser tenidos por poco letrados, mezclando con esta filosofia christiana todo lo que nos hallamos en los autores gentiles; las cosas que en ella son más principales, no solamente las corrompemos, pero, lo que negar no podemos, atribuymos a unos pocos hombres aquellas cosas que principalmente quiso Jesu Christo que fuesen comunes a todos”[9],
mostrando que la idea de volver a los orígenes del cristianismo no era con el fin de buscar adaptarlo –si era el caso incluso sin libre examen ya la Iglesia en cierta forma hacía adaptaciones como se indica en la cita previa- a intereses particulares sino más bien mediante la fe y con la ayuda de Cristo lograr adquirir, a través del escudriñamiento de la Escritura, el conocimiento de la doctrina de Cristo tal cual Él la legó sin ser la doctrina católica la que prevaleciese sobre la original doctrina cristiana cuando pudieran encontrarse discrepancias entre ambas. Claro esta, esto generaba controversia porque tocaría entonces determinar quién era el iluminado de Cristo, que supuestamente ya estaba establecido en la autoridad de la Iglesia y en la persona del Papa como autoridad principal de la misma.
“…pervertimos y rebolvenos en la doctrina de Jesu Christo; y de aquí es que la traemos forçada y como de los cabellos a que concuerde con nuestro ruyn arte de vivir, y mientras vivimos, por las vías que podemos huymos de no ser tenidos por poco letrados, mezclando con esta filosofia christiana todo lo que nos hallamos en los autores gentiles; las cosas que en ella son más principales, no solamente las corrompemos, pero, lo que negar no podemos, atribuymos a unos pocos hombres aquellas cosas que principalmente quiso Jesu Christo que fuesen comunes a todos”[9],
mostrando que la idea de volver a los orígenes del cristianismo no era con el fin de buscar adaptarlo –si era el caso incluso sin libre examen ya la Iglesia en cierta forma hacía adaptaciones como se indica en la cita previa- a intereses particulares sino más bien mediante la fe y con la ayuda de Cristo lograr adquirir, a través del escudriñamiento de la Escritura, el conocimiento de la doctrina de Cristo tal cual Él la legó sin ser la doctrina católica la que prevaleciese sobre la original doctrina cristiana cuando pudieran encontrarse discrepancias entre ambas. Claro esta, esto generaba controversia porque tocaría entonces determinar quién era el iluminado de Cristo, que supuestamente ya estaba establecido en la autoridad de la Iglesia y en la persona del Papa como autoridad principal de la misma.
BIBLIOGRAFÍA
BATAILLON, Marcel. Erasmo y el erasmismo.
Barcelona. Editorial Crítica. 1978.
pp 428.
CAVERO, Antonino. Historia de los Papas.
Santos y Pecadores. Caracas. Colección Signos de los Tiempos. Edic. San
Pablo. 2000. pp. 189.
COOK, Chris. Diccionario de términos históricos. Madrid. Alianza Editorial. 1999.
pp. 553.
DE ROTTERDAM, Erasmo. Elogio de la locura.
Madrid. Alianza Editorial. 2005.
pp 197.
DE ROTTERDAM, Erasme. Essai sur le libre
arbitre. Traduit et présenté pour la prèmiere fois en fraçais par Pierre
Mesnard. Alger. Les éditions Robert et René Chaix. 1945.
Diccionario Enciclopédico de la Enciclopedia Hispánica de Barsa Planeta. México. Barsa Planeta. Formato CD-ROM. 2003.
ERASMO. El Enquirion o Manual de Caballero Cristiano y La Paráclesis o exhortación
al estudio de las letras divinas (traducciones españolas del siglo XVI)
Ediciones de Dámaso Blanco. Revista de Filología Española: Año XVI. Madrid.
1932. pp. 536.
HEADER, H., y WAILEY, D.P. Breve Historia de Italia. Madrid. Alianza Editorial.
pp. 384.
LLORCA, B., VILLOSLADA, R., y MONTALBAN, F.J., Historia de la
Iglesia católica, Tomo II: Edad media. BAC. Madrid ,1976.
ZWEIG, Stefan, Erasmo de Rotterdam. Triunfo y Tragedia.
Traducción del Alemán por Ramón María Tenreiro. Buenos Aires. Editorial
Juventud Argentina. Madrid ,1944. pp. 215
[1] Se hace referencia aquí a
Renacimiento en el sentido de época de cambios en diversos ámbitos que se da
entre los siglos XIV al XVI que se inicia con el llamado también Renacimiento
pero como movimiento cultural de
resurgir artístico iniciado en Italia.
[2] Las obras de Erasmo fueron prohibidas por el Papa Paulo IV, colocando
sus obras en el Índice de los Libros Prohibidos por la Iglesia Católica en el
año 1559, la Paráclesis fue uno de
esos libros vetados. También en España se suscitaron polémicas que llevaron a
debatir la pertinencia o no de leer a Erasmo.
[3] En referencia a la fecha
exacta de nacimiento de Erasmo, no se tiene exactitud de la misma, se maneja un
intervalo comprendido entre 1466 y 1469. No obstante, se considera el año 1469
como el más posible de ser el correcto, ya que como menciona Marcel Bataillon
en su obra Erasmo y el erasmismo en
la página 110: “El 27 de octubre de 1969,
fecha que según los trabajos del difunto R.R. Post se considera la más probable
del quinto centenario del nacimiento de Erasmo”
[4] De hecho, la fuente de la Paráclesis
utilizada para este análisis corresponde a una traducción de la misma publicada
en 1555 en Amberes, como parte de una edición de otra obra de Erasmo, el Enquiridion
o Manual del Caballero Cristiano.
[5] Los Hermanos de la Vida Común fue una orden religiosa surgida en
Holanda en la segunda mitad del siglo XIV.
[6] La Vulgata, que puede
traducirse como La Divulgada, constituye la primera versión de divulgación de
las escrituras griego-cristianas correspondientes al Nuevo Testamento, que
erróneamente algunos atribuyen a San Jerónimo (347-420), pero en realidad éste
sólo realizó algunos comentarios y enmiendas a la misma.
[7] Escapa al objeto de este
análisis entrar en diatribas respecto al carácter de descubrimiento de lo realizado por los europeos en tierras del
Nuevo Mundo, no obstante se quiere
dejar claro y resaltar -y a la vez se considera que huelga decirlo- que el término
descubrimiento no es el más idóneo para indicar el proceso de conquista y
colonización realizado por parte de los europeos en América que se inició en
1492, por ello se especifica que en este punto se usa el término descubrimiento como indicador de esa entrada en conocimiento de la existencia
del territorio hoy llamado americano por parte de los europeos.
[8] Es importante mencionar
que la periodización es un mecanismo que no es de carácter estricto por lo que
dependiendo de los criterios que se tomen en cuenta puede cambiar la
cronología, además en el caso de los períodos históricos también se debe tener
en cuenta que los cambios constituyen procesos que difieren entre los distintos
espacios geográficos donde se producen.
[9] Se mantiene la ortografía del original. En: Erasmo. “El Enquirion o Manual de Caballero Cristiano
y La Paráclesis o exhortación al estudio de las letras divinas (traducciones
españolas del siglo XVI) Ediciones de Dámaso Blanco”. Revista de Filología
Española: Año XVI. Madrid. 1932. p. 461.
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