Tendido eléctrico a
Brasil:
Negación del
indígena y
resistencia indígena
El indígena en
Venezuela -según indica la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela del año 1999- es reconocido como parte de la sociedad al recordarse en
el preámbulo “el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes” y
establecerse que la sociedad venezolana es “multiétnica
y pluricultural”, además, se definen en el capítulo VIII de la Constitución
los derechos de los pueblos indígenas, en particular, es de tener en cuenta el
artículo 120, que expresa: “El
aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte
del Estado, se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de
los mismos e igualmente, está sujeto a previa información y consulta a las
comunidades indígenas respectivas. Los beneficios de este aprovechamiento por
parte de los pueblos indígenas están sujetos a la Constitución y a la ley”.
No obstante, en muchas oportunidades, todos esos derechos establecidos se
quedan en letra muerta y, en ese sentido, el caso del tendido eléctrico al
Brasil, que se analiza en este investigación, constituye un claro ejemplo de
cómo procesos políticos y económicos desplazan los derechos de los pueblos indígenas, los cuales, sin embargo,
no se quedan de brazos cruzados, sino que actúan como entes políticos y se
resisten buscando mecanismos de hacer valer sus derechos y de ser tomados en
cuenta en la toma de decisiones, aunque sus demandas, la mayoría de las veces,
son desestimadas.
Es de destacar que
el caso del tendido eléctrico al Brasil no sólo tiene implicaciones a nivel de
las comunidades indígenas, sino que tiene influencia en el ámbito ecológico y
por ende, afecta a toda la población venezolana e incluso a nivel de la
población mundial en general por tener incidencias ambientales, al constituir
la Reserva Forestal de Imataca un área de amplia biodiversidad como pocas en el
mundo. Sin embargo, ninguna de estos elementos fue suficiente para frenar la
toma de la decisión de llevar a su fin el proyecto del trazado del tendido
eléctrico al Brasil, pues elementos de tipo político – más que económicos
porque en definitiva los beneficios económicos, al menos a corto plazo, en lo
que se refiere a la venta de la energía a Brasil, no son de envergadura para
Venezuela- fueron los preponderantes para la toma de la decisión. Para los efectos de esta investigación, se
enfocará en las implicaciones que para los indígenas tiene el trazado del
tendido –que en este caso, coincide con las implicaciones para la población del
país en general-, pero también se enfocará este análisis en cómo fue la
intervención –si la hubo o la hay- del indígena en este proceso del trazado del
tendido eléctrico al Brasil.
Como
nota interesante, se tiene que para los efectos de esta investigación se
realizó una pequeña encuesta en una muestra de 100 venezolanos de la ciudad de
Caracas, de distintas áreas de la ciudad, con edades entre los 20 y 60 años, y de
diversos niveles de educación (bachilleres, estudiantes universitarios,
profesionales varios), con el fin de determinar el nivel de conocimiento sobre
el tema del tendido eléctrico, realizándose dos preguntas, a saber: 1- ¿Conoce
sobre el tendido eléctrico al Brasil?, y si la primera pregunta tenía respuesta
afirmativa, se realizaba la segunda pregunta 2-¿Qué conoce sobre el mismo?, y
se obtuvo que de los 100 encuestados, sólo 17 dieron respuesta afirmativa a la
primera pregunta y de estos 17 sólo 2 hablaron de la incidencia de dicho
tendido en las poblaciones indígenas; el resultado de esta pequeña encuesta da
cuentas del desconocimiento en general sobre el tema del tendido, lo que puede
atribuirse ya sea a poca cobertura que se le ha dado al mismo en los distintos
medios de comunicación, o al poco interés que ejerce dicho tema en la población
venezolana; y también la encuesta da cuenta de lo poco que se toma en cuenta en
general al indígena, sobre todo en una metrópoli como lo es Caracas.
A
continuación se realiza un análisis histórico de lo que ha representado el
proceso de puesta en marcha del proyecto del tendido eléctrico al Brasil, sus
incidencias sobre el territorio venezolano y sobre todo la incidencia sobre las
sociedades indígenas del área que cubre el tendido eléctrico, y cómo ha sido la
interacción de los distintos entes involucrados.
Historia del proyecto del
tendido eléctrico al Brasil
El proyecto
del tendido eléctrico se remonta al año 1997 cuando el gobierno venezolano del
presidente a la sazón, Rafael Caldera, acuerda la instalación de una línea de
alta tensión para transmitir electricidad a la región norte de Brasil, incidiendo
el tendido en la región nordeste del Estado Bolívar correspondiente a la
Reserva Forestal de Imataca, que constituye el hogar de cinco pueblos indígenas
y de una gran variedad de fauna silvestre. El proyecto del tendido fue
concordado, al igual que la promulgación en mayo de 1997 , por parte del
ejecutivo, del Decreto 1.850 que entregó más de la mitad de las tierras de la
Reserva Forestal para la explotación minera por parte de empresas
multinacionales, sin el conocimiento de la opinión pública y por supuesto, sin
la consulta a las comunidades indígenas afectadas por dichos proyectos pues sus
hogares se encuentran en la zona afectada por la explotación minera y el
tendido eléctrico, zona que constituye para el indígena un elemento crucial de
vida como lo expresó José González, coordinador de la Federación de Pueblos
Indígenas del Estado Bolívar con motivo de la promulgación del Decreto 1.850: “El
bosque es nuestro hogar, nuestro laboratorio, nuestro hospital, nuestra
universidad. Es la fuente de conocimientos que necesitamos para sobrevivir.
Nuestra lucha contra el Decreto es una lucha en defensa de la vida”[1]
Desde que se informó a la opinión pública del proyecto
del tendido eléctrico se generaron discusiones tanto por parte de entes de activismo
ecológico y ambiental, como por parte de las poblaciones indígenas afectadas
por el tendido por ubicarse sus habitats en zonas por donde el tendido pasa. En
este sentido, los indígenas de la etnia pemón constituyen la etnia que ha
participado activamente en las diatribas, y al ver estos indígenas que no
hallaban respuestas a sus demandas por la vía pacífica comenzaron a ejercer
presión más allá de protestas pacíficas y procedieron a derribar las
torres de tensión construidas para el proyecto del tendido, así como a cerrar
las carreteras del área, siendo por estas acciones reprimidos con fuerza por
los organismos de seguridad del Estado.
Por el nuevo
presidente electo en diciembre de 1998, Hugo Chávez, los indígenas votaron masivamente esperando
obtener respuestas a favor de sus demandas en contra del Decreto 1.850 y contra
el tendido eléctrico, ya que Chávez los apoyó en contra el Decreto 1.850 y esperaban los indígenas que con las propuestas
revolucionarias de Chávez, en definitiva, éste decidiera la suspensión de la
construcción del tendido eléctrico. Sin embargo, esto no sucedió, incluso los
indígenas acudieron a las instancias jurídicas de la nación para hacer valer
sus derechos establecidos en la constitución del año 1999. Así, en el año 2000,
los indígenas introdujeron un recurso de
amparo constitucional ante el Tribunal Supremo de Justicia aduciendo la
vulneración de los artículos 119, 120, 121 y 123 de la Constitución
de 1999, al ocuparse tierras que ancestralmente les pertenecen y la violación del
ecosistema de la Selva Imataca y de la Gran Sabana del Parque Nacional Canaima.
No obstante, las demandas de los indígenas fracasaron pues no fueron tomadas en
cuentas, más bien, el gobierno logró convencer a la mitad de la población pemón
de la zona a que aceptaran el proyecto asegurándoles algunas condiciones que
tampoco han cumplido, y el proyecto fue culminado e inaugurado por el
presidente Chávez, en compañía del presidente de Cuba, Fidel Castro, el día 13
de agosto de 2001, y actualmente surte energía en líneas de alta tensión a la
población del norte de Brasil. Sin embargo, la mitad de pemones que no fueron
convencidos por el gobierno de Chávez y también los que fueron convencidos por
el gobierno pero no han visto cumplidos los acuerdos hechos por el gobierno, aún
sigue luchando en contra del funcionamiento del tendido y siguen siendo
reprimidos por los organismos de seguridad del Estado, particularmente la
Guardia Nacional, incluso se han llegado hasta a dar víctimas fatales.
Negación del indígena
Aunque la Constitución del año 1999 se
hace eco de la valoración del indígena y precisa los derechos de las
comunidades indígenas, esto queda en letra muerta en muchos casos pues los
indígenas son desestimados cuando se trata de tomar decisiones en asuntos que
involucran a dichas comunidades.
En el caso del
tendido eléctrico, fue un proyecto propuesto previo a la vigencia de la
Constitución del año 1999, y en la Constitución de 1961 no existía ningún
reconocimiento explícito oficial de la existencia de los pueblos indígenas ni
de las tierras como territorio de los mismos; vagamente la Constitución del 61
en su artículo 77 hacía referencia a
la integración del indígena en la sociedad venezolana, mas no su independencia
cultural, más bien su absorción en la sociedad y cultura de la nación –que, por
supuesto no es la indígena-, al indicar “El Estado propenderá a mejorar las
condiciones de vida de la población campesina. La ley establecerá el régimen de
excepción que requiera la protección de las comunidades de indígenas y su
incorporación progresiva a la vida de la Nación.”
Y aunque para los indígenas, en aras de
hacerse valer como venezolanos considerasen que este artículo 77 implicaba
–según Declaración de Imataca de la Federación de Pueblos Indígenas-: “Autonomía
política administrativa, uso oficial del idioma propio de cada pueblo indígena,
ejercicio de la administración de justicia, el desarrollo de sus propias instituciones
y organizaciones sociales, la práctica de su religiosidad y demás costumbres,
el derecho al consentimiento o no, previo, libre e informado, sobre cualquier
plan de la Republica a ser ejecutado dentro de sus territorios, que constituyen
personas jurídicas de derecho público”[2], esto no fue
considerado así por el Ejecutivo pues desde los inicios del proyecto del
tendido eléctrico, no se tomó en cuenta para nada la opinión de los indígenas,
de hecho, los pueblos indígenas se enteraron de la construcción del tendido en febrero
de 1998, cuando encontraron equipos haciendo estudios topográficos en sus
territorios.
Pero el
proyecto del tendido continuó su ejecución incluso después de la aprobación de
la Constitución del 99 que estableció derechos a los indígenas que invalidaban
el proceso del proyecto de tendido eléctrico, y sin embargo, se hizo caso omiso
de esto; los indígenas introdujeron un recurso de amparo constitucional en el
año 2000, basados en la nueva Constitución pero este no procedió, negándoseles
así al indígena los derechos que la recién promulgada Constitución estableció
para los mismos.
Al modificar el habitat de los
indígenas sin su consentimiento se está imponiendo una nueva estructura a las
poblaciones indígenas, negando y desestimando su estructura social y cultural.
En este sentido los indígenas están claros en la negación que ha existido y
existe de su cultura, y así lo han expresan caciques pemones al manifestarse
respecto a la imposición del tendido eléctrico: “Como antes, como siempre,
nos quieren cambiar el oro por espejitos, nuestra tradición indígena por el
tendido eléctrico hacia el Brasil. No entienden que el mundo no es algo que se
pueda dividir en casillitas. El de nosotros es un mundo de circunferencia,
donde están los dioses, los sitios sagrados, las grandes rocas, caudalosos
ríos, montañas, plantas y animales; donde está el sol que preña la tierra para
que ella pueda parir. Y ahí, haciendo parte de la naturaleza, está el
indígena.”[3]
El estudio realizado por el Centro
de Investigaciones Antropológicas de la de Guayana (CIAG) en referencia al
diagnóstico de los conflictos socio-ambientales en Imataca deja en claro las negación
del indígena como ente activo por parte del Estado, al indicar las negativas
que pone el Estado venezolana para permitir la participación activa de los
llamados en dicha investigación “actores primarios” en referencia a las
poblaciones indígenas de la zona de Imataca afectada por el tendido eléctrico,
así se indica en el Informe Final de dicha estudio: “Los casos del Decreto 1.850 y el Tendido Eléctrico a Brasil, en vías de
negociación, resaltaron la negativa oficial a la participación de los actores
primarios y periféricos en la ordenación de Imataca ” (Informe CIAG:40)
Resistencia indígena
La búsqueda de participación activa del indígena en la
definición de su situación en referencia a los problemas que acaecen en su zona
de desarrollo social, como por ejemplo el caso de las incidencias del tendido eléctrico
en su zona de vivienda y desarrollo social, constituye una evidencia más de la
capacidad del indígena para resistirse a la imposición o a la búsqueda de integración
errada por basarse dicha búsqueda de integración en considerar inferior y
sumiso al indígena, y que debe este someterse a las exigencias del supuesto
superior. El caso del tendido eléctrico da cuenta de la capacidad del indígena
de organizarse políticamente para buscar mecanismos que le permitan participar
en la toma de decisiones sobre elementos que afectan su cultura y habitat, para
permitir la subsistencia de su cultura dentro de una sociedad homogeneizadora y
negadora de la existencia del indígena, como lo es aún la sociedad venezolana
del siglo XXI. Y da cuenta además, esta participación indígena en la búsqueda
de su subsistencia, de la presencia de los
mecanismos de control cultural referidos por Bonfill Batalla, ya que el
indígena no se deja imponer elementos ajenos, sino más bien busca tomar
decisiones propias tanto sobre sus elementos propios como sobre elementos
ajenos, dando cuenta de su sentido de etnicidad, esto es, de su sentido de
pertenencia a su grupo social con una cultura definida propia que han mantenido
a través de los siglos a través de estos mencionados mecanismos de control
cultural.
En el caso del tendido eléctrico,
como se mencionó previamente, los indígenas han hecho públicos sus desacuerdos
con la intervención sin consulta por parte del Estado en modificaciones a su
zona de residencia y desarrollo social, apelando
a instancias judiciales y llegando incluso
hasta a actos de violencia en la búsqueda de hacer valer sus derechos y ser
tomados en cuenta para la definición de cambios que afecten su entorno social y
cultural. Así los indígenas pemones defienden su cultura que se ve también
reflejada en sus tierras ancestrales que para ellos tienen un gran significado
espiritual como lo refiere el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
(WMR) en su carta modelo en solicitud de
apoyo para la lucha contra la construcción del tendido eléctrico:
“Desde que se tenga memoria, los moradores
indígenas de La Gran Sabana, han considerado a la zona como un lugar muy
sagrado; … Y, como sabemos, en todas las culturas tradicionales del mundo, lo
espiritual es la sabiduría medular para orientar todo el estilo de vida de los integrantes. La forma de aprovechar los recursos del medio natural circundante, de hacer sus viviendas, de alimentarse, de sanarse, de relacionarse entre si, todo, ha dependido de la suprema guía de lo espiritual. La invasión moderna ha irrespetado y vulnerado seriamente al
espiritualismo nativo en la Zona. Los sabios verdaderos que aún quedan en
La Gran Sabana consideran al tendido eléctrico como una afrenta mayor, que
acarreará serías consecuencias para La Gran Sabana y el resto del país. Es
interesante notar que en Estados Unidos, Los Hopis, la última cultura
indígena de ese país en rendirse ante la inmisericorde conquista del
gobierno federal, cultura famosa por sus profecías cumplidas, hizo de la
oposición a la electrificación de sus territorios, los cuales también
consideran como muy sagrados, un punto de honor en su resistencia, y una
señal de ominosas consecuencias si llegaba a consumarse.”[4]
También, como se mencionó, alrededor la mitad de los indígenas, fueron convencidos por parte del gobierno para aceptar la implantación del tendido eléctrico, pero éstos tomaron la decisión propia de aceptar el proyecto basados en las propuestas y ofrecimientos hechos por el gobierno, pero luego al ver que no han sido cumplidos estos acuerdos, han hecho igualmente público su descontento a este respecto y siguen en vías de hallar soluciones tanto a los efectos del ya implantado tendido eléctrico como a las demás demandas incumplidas por parte del Estado, representado en estos momentos por el gobierno de turno que se hace eco de ser pro-indígena fomentando misiones y demás proyectos que supuestamente beneficiarán a las poblaciones indígenas pero que, sin embargo, resultan ser meros paliativos para en cierta forma, generar distracción respecto a la problemática de dejar a un lado al indígena.
También, como se mencionó, alrededor la mitad de los indígenas, fueron convencidos por parte del gobierno para aceptar la implantación del tendido eléctrico, pero éstos tomaron la decisión propia de aceptar el proyecto basados en las propuestas y ofrecimientos hechos por el gobierno, pero luego al ver que no han sido cumplidos estos acuerdos, han hecho igualmente público su descontento a este respecto y siguen en vías de hallar soluciones tanto a los efectos del ya implantado tendido eléctrico como a las demás demandas incumplidas por parte del Estado, representado en estos momentos por el gobierno de turno que se hace eco de ser pro-indígena fomentando misiones y demás proyectos que supuestamente beneficiarán a las poblaciones indígenas pero que, sin embargo, resultan ser meros paliativos para en cierta forma, generar distracción respecto a la problemática de dejar a un lado al indígena.
Conclusiones
La definición de
indio/indígena propuesta por Bonfill Batalla como categoría supraétnica
producto del factor colonial deja claro el hecho de que aún hoy día persiste el
concepto de indio enmarcado en lo colonial ya que a pesar de la Emancipación, para
el caso de los llamados indios/indígenas parece no haberse consolidado la
misma, sino más bien fue traspasado el rol de colonizador de los europeos hacia
los americanos occidentalizados, esto es a los americanos no indios que a fin
de cuentas no son indios porque adquirieron ese rol de
colonizadores/dominadores, en contraste con el de colonizados/dominados, más que por las diferencias de origen, cultura o
lengua. Y es esta definición contrastante una definición basada en la
desigualdad y más aún en la inferioridad que se le adjudica al indígena con
respecto a los civilizados (colonizadores/dominadores).
Y se puede ver como
esto es tan cierto hoy día, que durante la inauguración del tendido eléctrico
al Brasil en agosto del 2001, el presidente de Brasil a la sazón, Fernando
Henrique Cardoso, parafraseando a Simón Rodríguez expresó “Nos
integramos o erramos” y convirtió dicha frase en la divisa del proyecto y
futuros proyecto entre Venezuela y Brasil. Y aunque el presidente Cardoso hacia
referencia a la integración de los pueblos de América Latina -y en el caso Venezuela y Brasil, de los
pueblos del sur- esto se aplica también para el caso Venezuela-indígenas del
Orinoco, donde se impone entonces la necesidad del Estado venezolano por encima
de los derechos de los indígenas. Sin embargo, los indígenas no se quedan de
brazos cruzados sino, más bien, buscan mecanismos que les permitan ser entes
activos en la toma de decisiones sobre proyectos como este del tendido eléctrico
que afecta su desarrollo social y cultural.
Resulta triste caer en cuenta
como investigador de la historia, que incluso para muchos estudiantes
universitarios de distintas áreas, incluida la historia y la sociología, existe
un gran desconocimiento en lo que se refiere al tema del tendido eléctrico
construido para surtir energía al Brasil y sus implicaciones tanto ambientales
como sobre el habitat de las poblaciones indígenas que viven en la zona
afectada por el tendido. Pero este caer en cuenta del mencionado
desconocimiento, si bien genera tristeza, más importante aún es que debe generar
en el investigador un fuerte interés para producir conocimiento que contribuya
a alertar sobre este serio problema del tendido eléctrico, que como se
mencionó, no afecta sólo al indígena.
Y también conocer las sociedades
indígenas y cómo llegan a ser desplazadas y negadas por el conglomerado social
venezolano dominante, invita al historiador a contribuir con la erradicación de
ese concepto desigual e injusto del indígena, a través de la propuesta de
proyectos a favor del indígena y la generación de conocimiento histórico
novedoso que alerte y deje claro que el indígena va más allá de su catalogación
como colonizado/dominado y que el integrarlos y darles un lugar en la sociedad
actual no quiere decir buscar homogeneizarlos y absorberlos en la cultura del
dominador, como ocurre con las decisiones tomadas a priori por el Estado
venezolano en el caso del tendido eléctrico, sin tener en cuenta al indígena,
incluso incumpliendo las leyes establecidas en la Constitución.
BIBLIOGRAFÍA
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Fondo de Cultura Económica.
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indio en América: una categoría de la situación colonial. En: Anales de
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a Brasil.
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Centro
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Diagnóstico de los conflictos socio-ambientales en Imataca. Líneas estratégicas
de un programa para el resguardo y la consolidación de los asentamientos
ubicados en la Reserva Forestal de Imataca.
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Constitución de la
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ENTRE VENEZUELA Y BRASIL.
En: Tribunal Supremo de Justicia. En:
http://www.tsj.gov.ve/informacion/notasprensa/2000/190500-1.htm
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el Brasil (resumen El Libertario). En: http://www.geocities.com/samizdata.geo/LIB20electrico.html
PEÑA, Luis. Construyendo historias
(Orientaciones sobre técnicas y métodos de la Investigación Histórica).
Caracas. Ediciones de la Biblioteca - UCV. 2000. pp. 174.
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Pueblo pemón pide justicia. Por Familia Pemón Lanz 06/02/2004. En: Centro
de midia independiente. http://www.midiaindependente.org/pt/blue/2004/02/273847.shtml
Venezuela: Un tendido eléctrico que mata. En: Boletín Nº 49 del WRM, Agosto de 2001. http://www.wrm.org.uy/boletin/49/Venezuela.html
photo credit: Ocaso * alta tension via photopin (license)
[1] Cita tomada
desde Internet: EarthAction. Salvemos
a Imataca. En: http://www.earthaction.org/es/archive/98-06-forima/alert.html
[3] Pronunciamiento de Silviano Castro, Melchor Flores, Cleto Javier Ramírez
y Darío Castro, caciques de las comunidades indígenas pemonas del sector 5 de
la Gran Sabana. Tomado de: http://www.geocities.com/samizdata.geo/LIB20electrico.html
[4] En: Carta modelo: Solidaridad para impedir
la construcción de la red de transmisión eléctrica desde Venezuela a Brasil. http://www.wrm.org.uy/pedidos/Venezuela2408.HTML
Realizado por: Mery Pérez
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Realizado por: Mery Pérez
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