Bajo la metáfora de una
maquinaria, el texto de Urbaneja define un sistema político como la maquinaria
que está encargada de producir las decisiones de rigor en la sociedad donde
funciona, en ese sentido, las piezas que engranan la maquinaria del sistema
político gomecista -sistema que se forma
sobre las bases de la decadencia del caudillismo que caracterizó el estamento
de poder en la sociedad venezolana en la segunda mitad del siglo XIX, y que en
definitiva, sella su extinción- son delimitadas por Urbaneja como las
siguientes cuatro: los llamados “doctores”
o intelectuales –en general de pensamiento positivista- que
contribuyeron con la parte administrativa y organizativa de la nación, y que
apoyados en la paz –vista como sinónimo de estabilidad del poder, por lo demás,
un régimen harto violento- que proporcionaba el régimen gomecista, generaban
ideas para apoyar el desarrollo de la modernización buscada en el país, a
través de la modificación de la geografía -para ayudar entre otras cosas con la
comunicación-, la promoción de la inmigración para modificar la organización
social del país, el cambio histórico con la eliminación del factor caudillo
característico de la historia reciente a la sazón en el país.
Una segunda pieza -sin que el número de orden
constituya el nivel de importancia- del sistema político gomecista la
constituyen los allegados a Gómez, por razones fraternas sea de sangre o por
amistad con el Benemérito y que contribuyeron con la visión patrimonialista que
Gómez le infligió a su gobierno, siendo tanto ellos como Gómez los
beneficiarios de los privilegios provistos por ese carácter patrimonialista
–esto es, donde Gómez manejaba los bienes de la Nación como si fuesen de su
propiedad- que constituyó al régimen gomecista en un régimen de peculado y
represión, ya que los beneficiarios en el proceso sólo eran aquellos que Gómez
decidiera, los que se rebelaban contra el régimen tomándose atribuciones no
dadas por el dictador eran reprimidos. La tercera pieza, el Estado, que se
organizaba bajo legal y administrativamente, bajo la subordinación a los
intereses del régimen de Gómez, en una atmósfera de control total por parte del
dictador sobre el resto de sus subordinados.
Como cuarta pieza, está el propio Gómez, siendo
la pieza más importante, en tanto que ejerce el control sobre todas las demás, y
los mecanismos y razones por los que fue tan exitoso en ese control aún son
motivo de estudio por los académicos; según Urbaneja, las maniobras psicológicas
con las personas, la permisividad de hechos sujeta a los intereses gomecistas,
la forma en que Gómez actuó en referencia a la presencia de inversionistas
internacionales y el factor petróleo, entre otras, contribuyeron con el éxito de
Gómez en controlar el poder en el país representándolo con la tríada -propuesta
por Ramón J. Velásquez- Jefe-Ejército-Administración, donde el poder se
centraliza, y el proceso modernizador va en función siempre de los intereses
del gobierno gomecista, no obstante, la modernización generó cambio y progreso
irreversible en el país –como por ejemplo, en la fuerza armada- y en la
Venezuela posterior a Gómez, lo moderno no se subordinó al personalismo y
contribuyó al adelanto político –no más gomecismo- en los regímenes de la
Venezuela posterior a Gómez.
[1] Diego Bautista Urbaneja. El sistema político gomecista. En: Juan Vicente
Gómez y su época. Monte Ávila Editores
Latinoamericana. Caracas, 1993. pp. 59-79.
Créditos:
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