Nuestro hogar
Julio
y Julia, así nos llamaron. Nací el año anterior al que nació mi hermano, pero tenemos la misma edad. Fuimos mellizos. Mi hermano nació el 1 de enero de 1922 y yo el 31 de diciembre de 1921. Tiempos duros para nuestra nación, Alemania. En 1921 comenzaron a agudizar las consecuencias del Tratado de Versalles que imponía grandes cargas a Alemania por los destrozos de la Gran Guerra, y eso mermó la economía alemana, al punto de que ya para 1922 el costo de la
vida se multiplicó por casi dos millones.
No
obstante, esa inestabilidad económica nos fue desconocida durante nuestra niñez.
Nuestros padres se esmeraron por proveernos una niñez feliz dotada
de las cosas materiales necesarias y, sobre todo, de contar con mucho
amor.
Mi
madre era una mujer hermosa, laboriosa, amorosa y desprendida. Todo
lo daba por los demás. Cuando enfermó en 1936, sufría más por no
poder atendernos que por su enfermedad. Como vivíamos en el campo,
tratamos de que disfrutara de la naturaleza y dejara de preocuparse
por nosotros y por el rumbo que tomaba Alemania. En esos años treinta, aunque había progresado
económicamente, Alemania era
liderada por un oscuro régimen con una
ideología llamada nacionalsocialismo o nazismo, que si bien exaltaba
y buscaba el bienestar del pueblo alemán, parecía no importarle el destino de los otros e incluso los menospreciaba. Y eso no era bueno.
Mamá nos alejó lo más que pudo de ese nuevo
pensamiento que inundaba el ambiente. Los jóvenes varones se
adherían a las llamadas juventudes hitlerianas,
nombradas así en honor al líder del Partido nazi Adolf Hitler. La
versión femenina se
llamó Liga de las muchachas alemanas. Nuestra madre evitó que nuestro padre nos afiliara a esas juventudes, él estaba
muy entusiasmado con el nacionalsocialismo desde que empezó a
destacarse en Alemania y, con el tiempo, papá fue beneficiado con
préstamos y con un mejor trabajo. Él no veía el declive en valores humanos de Alemania, porque
era muy bien disfrazado por los nazis.
Mamá
murió un viernes. Era el 1 de septiembre de 1939, un día aciago
para nuestra familia, que también se convirtió en un día terrible para la humanidad. Ese día Alemania invadía
Polonia, lo que desencadenaría en el estallido de la Segunda Guerra
Mundial.
Mi
padre y mi hermano eran candidatos para el
servicio en la guerra. Mi
buen e inocente hermano no soportaría un día
en el frente de batalla. Yo no podía permitir que fuera a la guerra.
¡Tenía que protegerlo!.
Mi
padre fue exonerado de ir a la guerra por ser cabeza de familia y
haber servido en la guerra anterior. Pero mi hermano fue convocado.
Yo misma recibí la carta. Fue doloroso. Pero urdí un plan para
evitar que mi hermano fuera a la guerra: iría yo en su lugar. Les
dejé una nota a mi padre y mi hermano donde les informaba de la
carta recibida
Y les explicaba mi plan para evitar que Julio fuese a la guerra.
Al
día siguiente, me corté el cabello, escondí con telas mis curvas
femeninas y me vestí con ropa de mi hermano. Tenía su
edad, era su melliza, ¡podría pasar por mi
hermano!. ¡Y lo hice!. Al salir de casa me saludaron como si fuera
Julio. Entonces
me presenté al servicio como Julio Schultz. Como era "chico" de campo, me asignaron a una división de montaña. Al llegar, en lo
que pude me escabullí para escapar rumbo a Suiza. Quise invitar a
algunos compañeros, pero temí que me denunciaran.
En
la nota les dije a papá y a mi hermano que
me presentaría para la guerra y que escaparía.
Les escribí que dentro de una semana nos encontraríamos en la frontera Suiza.
Quedaba cercana a nuestra casa y todos en la familia conocíamos bien cómo llegar allí. Les pedí que no esperaran más de
ocho días. Si yo no llegaba, que partieran sin mi.
Para
mi el camino era largo, pero lo
logré. Llegué justo al séptimo día de haber
salido de casa. Y allí estaban mi padre y mi hermano. ¡Que
alegría!. Casi me dieron por muerta como hizo
el ejército alemán, que consideró me perdí en el camino
montañoso, por lo que al tercer día me dieron por muerta, o mejor
dicho, dieron por muerto a mi hermano, Julio Schultz. Así le
reportaron a mi padre.
Atravesamos
la frontera suiza y se
nos dio refugio. Vivimos en Suiza desde
entonces. Cuando culminó la guerra, en 1945, pensamos en volver,
pero, ¿a qué volveríamos? ¿a nuestro hogar?. El hogar era estar
juntos. Y lo estábamos. Siempre lo estuvimos. Nunca volvimos a
Alemania.
Mi padre murió en 1989, año en que cayó el muro de Berlín. Mi
hermano murió en el 2008, cuando fue electo un presidente afroamericano en
Estados Unidos. Lo que ocurrió en Alemania nos unió más y nos
impulsó al servicio a los demás. Pero también
nos atemorizó y nos paralizó. No tuvimos más familia. Mi hermano
nunca se casó y yo tampoco. Nos dedicamos a la lucha
social y a la concienciación para evitar que regímenes
como el nazi pudieran volver al poder. Desafortunadamente, algunos
malos aún llegan al poder… Ya
es 2020, tengo casi 99 años. El mundo es otro
y, aunque con sus defectos, lo siento mejor. Estoy lista y preparada
para ir al encuentro de mi familia en la eternidad, de nuevo a
nuestro hogar.
NOTA: Relato creado para participar en concurso del blog El tintero de Oro. La imagen es la del concurso.
Hola, Mery: un hermoso relato autobiográfico, ligado a los malos tiempos de la 2°Guerra. Es un texto austero, ordenado.El nudo, la actitud de Lidia, es pequeño pero my grande en su significado. Resaltas valores ejemplares. Buena suerte en El Tintero.
ResponderEliminarHola, Mery. Has encontrado una forma diferente para contar los horrores de la guerra. Un texto, como dice Beba, con un significado muy profundo. Besos y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Mery: Cuánto se aprende de oir contar a los que han vivido los horrores de la guerra!! Tu personaje a los 99 años sigue siendo un ejemplo de lucha y de valores humanos. Buena historia. Buena suerte en el concurso.
ResponderEliminarComo siempre las tragedias humanas unen a lo que realmente importa, los seres queridos. Y la humanidad no aprende, siempre inventando nuevas formas para destruirnos. Buena historia y bien contada. Suerte, Mery
ResponderEliminarIlustrativo relato nos dejas, Mery, cargado de datos, sentimientos y enalteciendo lo que hoy en día con tantas familias separadas en distintos países se olvida: el verdadero hogar. Te mereces un lugar de excepción en el concurso. Dos besos.
ResponderEliminarHola Mery. Desde luego, la vida de la familia Schultz está marcada por fechas muy claves del calendario alemán, lo que nos permite acompañarlos en su aventura sin perder la orientación.
ResponderEliminarCreo ver una clara inspiración en la Mulan de Disney, pero la has sabido llevar sabiamente a tu territorio, quedando como una sutil anécdota que me ha arrancado una sonrisa.
En definitiva, un buen trabajo que alcanzará buenas posiciones
Un abrazo enorme.
Un relato muy duro que refleja muy bien como las guerras destrozan la vida de las familias. Impactante y conmovedoras resultan las azarosas peripecias de los dos hermanos unidos por un trágico destino desde el primer minuto de sus vidas. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Mery.
ResponderEliminarMeritorio sin duda alguna tu trabajo de documentación situando estratégicamente las fechas para distribuir convenientemente la acción del relato y hacerlo más verosímil.
ResponderEliminarTambién me ha gustado como has sabido construir los hilos de este drama familiar para que no solo se resuma a esa idea, sino que también deje entrever un gran mensaje de amor incondicional entre hermanos rodeados de un entorno familiar amoroso, estable y armonioso.
Te felicito compañera Mary ++ por ofrecernos algo más que un relato histórico en tiempos de guerra.
Buen tu relato que espero llegue a estar bien posicionado.
Un gran abrazo.
Hola Mery! Soy Beri. Interesante relato narrado de manera autobiográfica. Enhorabuena y mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuy buen relato nos regalas Mery. Muy buen narrado. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mery. Un relato laborioso bien documentado con fechas claves de los sucesos de la guerra. Y dentro de la historia de la guerra, una historia familiar donde la valiente Julia tomó la vez de su hermano. Tuvieron suerte, muchos quedaron en el camino.
ResponderEliminarGracias Mery.
Hasta pronto compañera.
La guerra y sus peripecias, un conglomerado de personas que sin querer y llenos de miedos por lo que el sino les depara se embarcan en esa barbarie que no entienden. Fantástica cómo has plasmado ese sentimento e incertidumbre ante la posibilidad de seguir o no con vida, y aunque al final la conservaron, muy dura la que les quedó por vivir. Fenomenal relato, Mery, muy bien documentado y narrado. Mucha suerte y un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mery. Un buen relato con una perspectiva distinta y un protagonismo, sin duda, sorprendente.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas, Mery.
ResponderEliminarNo he podido evitar acordarme de Mulán al leer tu relato. Me ha gustado esa valentía de la chica, aunque no estoy segura de si el padre, tan afín al partido nazi, habría aceptado de tan buena gana marcharse del país y traicionar los ideales.
También me ha llamado la atención el nombre del hermano, vivo en Alemania desde hace 8 años y jamás conocí a alguien que se llamase Julio.
Nos leemos.
Un saludo.
Un relato en el que la vida de la familia se va construyendo en torno a fechas clave en la historia de la humanidad. Sin duda la guerra marcó a muchas familias de esa época tan turbia. Estos tuvieron la suerte de sobrevivir y hacerlo juntos. Te deseo mucha suerte en el Tintero, Mery.
ResponderEliminarSaludos a todos, agradezco su amable visita y comentario. A los que les recordó Mulan, pues chévere, pero desconocía la trama de Mulan sustituyendo a su padre anciano. Yo me inspiré en mujeres que fueron a la guerra como Milunka Savic y Dorothy Lawrence. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarBuena narrativa Mery y es una historia donde el amor por la familia es el que prevalece.
ResponderEliminarUna especie de crónica narrada desde el punto de vista intimista de una mujer valiente e inteligente que evita lo que parecía inevitable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Mery, un relato histórico muy cuidado en los detalles, interesante como la protagonista consigue volver con su familia. Un abrazo
ResponderEliminarMery un relato de los que dejan huella, con esa protagonista valiente que se enfrenta a todo por recuperar su familia.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
El amor fraternal de Julia, valiente y protectora, que obtiene su recompensa consiguiendo escapar y volver a estar con su familia. Buen relato, Mery. Saludos y suerte en el Tintero.
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