Don José de
Oviedo y Baños
Historia de la
conquista y población de la provincia de Venezuela
1.
Nombre completo de la obra
y el autor
La obra analizada es el texto del escritor de origen
colombiano Don José Agustín de Oviedo y Baños, obra editada por primera vez en el año 1723 en
Madrid, España, por la imprenta de Don Gregorio
Hermosillo[1] con el nombre de “Historia de la conquista, y
población de la provincia de Venezuela”, texto correspondiente a la primera
parte de esta “Historia” de Oviedo y Baños -se esperaba una segunda parte pero
de la misma no se tiene conocimiento definitivo[2]-. La edición utilizada para este análisis
corresponde a la edición del año 1940, impresa en Nueva York, Estados Unidos de América, por
iniciativa del estadounidense Paul Adams[3], edición que corresponde a la quinta edición y
constituye una reproducción facsimilar de la edición de la obra del año 1824
realizada en Caracas por Domingo Navas Spínola[4].
2.
Contexto histórico de la
obra y el autor
La obra fue redactada por Oviedo y Baños
aproximadamente entre los años 1705[5] y 1722, y abarca la misma desde el descubrimiento
de la llamada tierra firme[6] hasta el año 1600[7], es decir, abarca todo el siglo XVI. La misma fue publicada en el año de 1723 en
Madrid, España, bajo la venia del gobierno español -como era menester para
cualquier publicación en España y sus colonias para la época-, toda vez que en
el texto de la obra no se halló “...
cosa que desvie de lo que enseña la santa Iglesia Romana, ni cosa opuesta á las
regalías, y buenas leyes de estos Reinos”[8](Oviedo y Baños,1940:VI).
José de Oviedo y Baños[9] nació en Santa Fe de Bogotá, hoy parte de la
República de Colombia, -que para la época en que nació Oviedo y Baños
correspondía al virreinato de Nueva Granada- en el año 1671, se desconoce la
fecha exacta de su nacimiento en cuanto al día y el mes, aunque Tomás Eloy
Martínez indica en su cronología que Oviedo y Baños nació “un día impreciso
de diciembre”(Oviedo y Baños,2004:437).
Murió Oviedo y Baños en Caracas , en la hoy República Bolivariana de Venezuela
– para la época de Oviedo y Baños correspondía a la Provincia de Venezuela[10]- el 20 de noviembre del año 1738. Perteneciente a
una familia de linaje distinguido, era un español de América, de padre español
y madre peruana, era un blanco criollo o mantuano en la sociedad estamental
característica de la Venezuela colonial.
Oviedo y Baños fue un hombre culto
-dado su distinguido linaje que le permitió el acceso a una educación de
calidad- como lo refieren sus muchos biógrafos y críticos y dio muestras de su
erudición en su “Historia” y tuvo acceso por cierto a una amplia y privilegiada
cultura, toda vez que vivió en el Palacio Episcopal con su tío el Obispo Baños
y Sotomayor, y además tuvo acceso a una amplia documentación al realizar
actividades de investigación en el Archivo del Cabildo[11] por asignación del Ayuntamiento de Caracas. Estudió
en Lima en sus años juveniles.
En Venezuela vivió entre 1686 hasta su muerte en
1738. Vivió entonces Oviedo y Baños a
finales del siglo XVII y principios de siglo XVIII, en una sociedad colonial
donde ya se había establecido la preeminencia del español sobre el nativo
americano venezolano, y ya también se
había establecido dicha preeminencia sobre el estamento de los blancos criollos
y sobre las demás castas. Oviedo pertenece al estamento más privilegiado de los
nacidos en América, los cuales tenían acceso a privilegios incluso de puestos
de importancia en los cargos públicos -aunque la mayoría de estos puestos y
sobre todos los de mayor jerarquía pertenecían a los peninsulares . El
siguiente cuadro refleja las actividades a las que se dedicaban españoles y
criollos en la América hispana colonial[12]:
Actividad
|
Españoles
(o blancos peninsulares)
|
Españoles
americanos
(o blancos criollos)
|
|
Clero
|
Alto clero
|
Bajo clero
|
|
Capitalistas,
comerciantes y asentistas
|
X
|
||
Terratenientes
|
X
|
X
|
|
Capitalistas
industriales
|
X
|
||
Artesanos,
maestros
|
X
|
||
Artesanos
oficiales
|
X
|
X
|
Como se desprende
del cuadro, los cargos de mayor jerarquía eran realizados por los blancos
peninsulares o españoles. La sociedad venezolana colonial constituyó una
sociedad polarizada donde las minorías se veían privilegiadas, en general, la sociedad venezolana de la época colonial constituyó una sociedad
estratificada en cuatro grupos, los blancos, las castas[13], los indios y los negros,
siendo la clase dominante la constituida por los blancos, quienes tenían la
mayoría de los privilegios, y particularmente los blancos peninsulares sobre
los blancos criollos. A este respecto se refiere que:
“Quien había nacido en las
Indias, por esta sola circunstancia se veía opuesto y subordinado a unos
compatriotas con quienes tenía todo lo demás en común: el color de la piel, la
religión, la historia, la lengua. Si era funcionario, sus probabilidades de
llegar a los grados más altos de la administración eran apenas un dos por
ciento de las de los peninsulares. Si era eclesiástico, podía llegar a cura o
prebendado, pero la mayor parte de los obispos y arzobispos desembarcaban ya
mitrados de España”[14]
Da cuentas este
comentario de la inferioridad marcada del blanco criollo con respecto al blanco
peninsular, lo cual generó descontentos, desde temprano en el siglo XVIII, dando cuentas de que ya se daban más que atisbos
de estar presente en el pensamiento del blanco criollo americano -en este caso, el venezolano- de sus diferencias con el blanco peninsular y su
deseo de progresar al respecto, así por ejemplo como refiere Federico Brito
Figueroa ya desde 1623 se generaron conflictos entre los blancos peninsulares y
los blancos criollos relacionados a “la
autoridad y competencia” y particularmente en el año el año 1725 se dio “una
oposición del Ayuntamiento de Caracas al gobernador”[15].
Es de notar, que
ciertamente se desarrolló en el siglo
XVII esa marcada diferenciación entre el blanco criollo y el blanco peninsular,
y la búsqueda de mejoras de privilegios del blanco criollo con respecto al
peninsular, pero claramente no hay conciencia de independencia de la corona
española -tal y como incluso lo demuestran los sucesos de 19 de abril de 1810,
donde se afirma la sujeción de los criollos a Fernando VII como regente-.
Ciertamente como lo refiere John Lynch, las reformas borbónicas iniciadas en
1765, acentuaron el descontento de los criollos con los españoles, pero
constituyeron la agudización de tensiones sociales y raciales de profundas
raíces[16].
En referencia a la
metrópoli española, en los inicios del siglo XVIII se dio la guerra por la
sucesión al trono español (1701-1713), que dio fin a la dinastía Hasburgo y el
inicio de la de los Borbones, y además se estableció la hegemonía inglesa sobre
las otras monarquías europeas al finalizar la guerra de sucesión española con
el Tratado de Utrecht en el año 1713, pierde España poderío político y
económico y se aboca también a lograr un mayor dominio la economía y tener más
control en general en la administración de sus colonias, para disfrutar con
mayor efectividad los beneficios económicos de lo producido en América, y así
se terminará de reflejar en las reformas borbónicas que se darán en América a
mediados del siglo XVIII.
3.
Corriente historiográfica,
ideología del autor
Oviedo y Baños fue un escritor criollo quien por
cuenta propia decidió escribir su “Historia”, con el fin de “sacar de la
Cisterna del olvido en que estaban sepultados, por violencia de la omisión, y
rigores del descuido, los memorables hechos de aquellos valerosos españoles,
que dan materia para tejer la narración de esta Historia, para que saliendo á
la luz á la sombra de V. S. beban á su patrocinio los aplausos que merecieron
sus obras”(Oviedo y Baños,1940:V)[17] . Es decir, con el fin de dar cuenta de las hazañas
de los heroicos conquistadores y colonizadores de la provincia de Venezuela,
pues “sus hechos debian servir de
pauta para estímulo de su posteridad, de quienes se halla habitada aquella
fertilísima Provincia”(Oviedo y Baños,1940:XI)[18][se mantiene ortografía original].
El escritor Oviedo y Baños dentro de la historiografía venezolana es
ubicado en el “ciclo de la Conquista y Colonia”[19] o en el llamado “Ciclo Regional:
Occidente, Oriente, del Orinoco y de Naturalistas y viajeros”[20].
El autor Oviedo y
Baños es considerado un cronista, siendo este género de cronista el que se
aplica a la tendencia literaria que surgió en el siglo XVI que se encargaba de
narrar las obras, las cosas y los hombres del nuevo mundo recién conocido por
los europeos a finales del siglo XV, esos cronistas eran quienes daban cuenta
de las así llamadas “cosas de América”. En este sentido, el autor puede
considerarse un cronista, toda vez que narra los hechos acaecidos en América,
pero en el caso de Oviedo y Baños, este no era de los enviados por la corona,
era un blanco criollo en la Caracas colonial, es decir un español americano,
quien narraba los hechos acaecidos en el pasado, el cual él no vivió sino que
conoció a través de los textos, y los cuales hiló con el fin mencionado
previamente de otorgar el merecido lugar que según refiere Oviedo debe dársele
a los conquistadores españoles.
Oviedo da continua cuenta en su narración de su
celo religioso[21] –por ejemplo al
iniciar el texto en su dedicatoria indica: “Guarde Dios a V. S. los años que
deseo...”(Oviedo y Baños,1940:V) y al finalizar
también menciona a Dios: “...dejando, con el favor de Dios, para materia del
segundo tomo los acontecimiento de todo el siglo subsecuente”(Oviedo y
Baños,1940:615), además que da cuentas en su obra de muchos relatos de hechos
milagrosos en el territorio venezolano-. También da cuentas de su respeto al
orden monárquico, así por ejemplo caracteriza negativamente a los indígenas,
entre otras cosas, porque “sin reconocer monarca superior que las dominase
todas [todas las naciones indígenas]...”(Oviedo y Baños,1940:6). Y también
da cuentas de su celo por la metrópoli española, por ejemplo, al indicar que “Descubierto
este nuevo mundo por el Almirante D. Cristobal Colón el año de mil
cuatrocientos noventa y dos, para inmortal gloria de la nación española”(Oviedo
y Baños,1940:8), y si bien reseña las fallas de los conquistadores americanos
pocas veces utiliza adjetivos tan denigrantes como los que utiliza, entre
otros, para los alemanes y los indígenas.
4.
Trascendencia de la obra
La obra de Oviedo
y Baños ha sido paradigmática de la historia de Venezuela, tan es así que
incluso aún a principios del siglo XX, se consideraba a Oviedo como el Primer
Historiador de Venezuela[22], aunque ya es
sabido que, particularmente desde un punto de vista cronológico, fray Pedro de
Aguado fue el primer historiador de Venezuela.
También es de
notar la importancia dada a la obra de Oviedo y Baños por la joven nación
venezolana refundada por Bolívar en 1819, cuando en 1824 se realiza la
impresión de una edición en Caracas de dicha obra por Domingo Navas Spínola[23]. Es relevante que
entre los linajes destacados de la Venezuela del siglo XVI refiera Oviedo y
Baños a un ascendiente del libertador,
así el capítulo IX del Libro Séptimo de la “Historia” Oviedo y Baños lo
titula “Envia la provincia á Simon de Bolivar por su procurador a España:
aplícase Don Diego Osorio á poner en forma las cosas del gobierno; y Juan
Fernández de Leon puebla la ciudad de Guanare”(Oviedo y Baños,1940:602)[se
mantiene ortografía del original].
José de Oviedo y
Baños ha pasado a la posteridad como un paradigma de la historiografía
venezolana; incluso en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad
Central de Venezuela se inauguró en la Escuela de Historia, en el año 2005, la
Cátedra José de Oviedo y Baños. Sin querer caer en ejercicios laudatorios hacia
Oviedo y Baños, definitivamente como lo
refiere Angelina Lemmo -quien no se dejó cautivar por la obra de Oviedo-
la obra de Oviedo y Baños ha resultado
cautivadora para incluso de los más de sus ilustrados lectores, toda vez que
constituye una obra que exalta la tierra venezolana y particularmente a
Caracas, además que da cuenta y otorga importancia del linaje de los españoles
americanos, algo que, posiblemente, ha contribuido al atractivo de la obra para
sus más encumbrados lectores.
5. Crítica interna y crítica externa de la obra
·
Crítica externa
La obra -además de
llamarse primera parte al texto que analizamos-, según indica el autor (en
reiteradas ocasiones en el texto) debía constar de dos partes, por ejemplo,
indica al final de la obra constaría de dos partes: “...daremos fin á esta
primera parte, dejando, con el favor de Dios, para materia del segundo tomo los
acontecimientos, y sucesos de todo el siglo subsecuente”[24](Oviedo y
Baños,1940:614-615). Sin embargo, esta segunda parte no se conoce y al respecto
se dan varias versiones de los distintos críticos y analistas de la obra de Oviedo[25],
respecto a sí realizó dicha segunda parte, particularmente Caracciolo Parra
León -quien es uno de los más sino el más destacado de los estudiosos de Oviedo
y Baños- concluye en el apartado sobre Oviedo de su obra Analectas de
Historia Patria que la segunda parte de la obra no pasó de ser más que un
proyecto, otros autores concluyen que la misma se ocultó o dejó de realizarse
por parte de Oviedo y Baños por manejar
información indeseada respecto al obispo Mauro de Tovar, por lo que o fue
ocultada por los interesados, o Oviedo decidió desistir de su culminación y
publicación.
La primera parte,
que es el objeto de estudio de este ensayo, y cuya edición utilizada para este
estudio es, como se mencionó previamente, la correspondiente a la quinta
edición del año 1940[26],
que corresponde a una reproducción facsimilar de la segunda edición realizada
en Caracas en 1824[27],
siendo esta última la que constituye la fuente más representativa de las
ediciones de la obra de Oviedo y Baños, toda vez que la mayoría de las
versiones posteriores son reproducciones facsimilares de esa segunda edición,
así lo es la que aquí sirvió de fuente. No se tuvo acceso a una versión de la
edición original[28], sin
embargo se considera que en la segunda y por tanto la edición de 1940 utilizada
aquí -y posteriores-, mantienen el texto original y mejoran la edición en
cuento a fe de erratas y proveer análisis en prólogos e introducciones de la
vida de Oviedo y Baños.
La introducción de la obra estudiada constituyó una
buena fuente de información en referencia al autor y la obra misma, toda vez
que trascribió el discurso mencionado de Monseñor Navarro, a la sazón -1939-
primer Vice-Director de la Academia Nacional de la historia. Más pródigo aún en
información y análisis resultó el prólogo mencionado de Tomás Eloy Martínez y
Susana Rotker de la edición de “Historia” de Oviedo y Baños publicada por la
Biblioteca Ayacucho en 2004, en su segunda edición, la primera edición de la
biblioteca Ayacucho es del año 1992.
·
Crítica interna
Oviedo y Baños
escribe en prosa, y tiende a utilizar modos poéticos –y a veces modos
escatológicos- en su narración. Así, por ejemplo, en forma poética, al hablar
de Caracas refiere “tiene su situación la ciudad de Caracas en un
temperamento tan del cielo, que sin competencia es el mejor de cuantos tiene la
América, pues además de ser muy saludable, parece que lo escogió la primavera
para su habitación continua”(Oviedo y Baños,1940:421), se refleja que la obra de
Oviedo y Baños “alcanzó un resultado ejemplar en esta
delicada conciliación entre saber y estilo”[29]. Y es que la obra de Oviedo y Baños, como la
mayoría de las historias de los siglos previos al XIX, eran una suerte de
mezcla entre literatura e historia, pues la historia entre los siglos XVII y XVIII – época en la que vivió y escribió
Oviedo y Baños- no constaba del rigor metodológico que se maneja hoy día y que
tiene en la tendencia positivista del siglo XIX, uno de sus mayores exponentes,
en cuanto al rigor con las fuentes.
Así, más que historia posiblemente la obra
de Oviedo sea considerada por los más rigurosos como literatura puesto que
mezcla realidad y ficción, sin establecer en muchos casos la distinción entre
una y otra y, en algunos casos, hasta justifica las inclusiones de hechos
inverosímiles en su obra, pues más que la realidad, en Oviedo y Baños se
verifica una categoría de “verosimilitud”[30]
que le permite narrar lo que podría ser aceptable o “verosímil” para la época;
hay casos varios en el texto de la obra en que se hace mención a hechos
milagrosos, esto posiblemente resulte a un historiador moderno razón suficiente
para desacreditar el texto como histórico[31],
sin embargo, Oviedo y Baños se jacta en varias oportunidades de su prolijidad
en el análisis de las fuentes[32] e
incluso, cuando da cuentas de un hecho que incluso para él mismo puede ser
difícil de creer[33] lo hace
saber al lector, así indica al en el capítulo XII del libro cuarto intitulado Intentan
los indios de Salamanca matar a Francisco Infante, y a Garci-González:
defiéndese éste con valor y libra de la muerte al compañero:
“Confieso, que
temeroso (y aun puedo decir que desconfiado) entro a tratar de la materia, que
ha de servir de asunto a este capítulo; por ser punto muy sensible, para quien se
precia de verdadero, verse obligado por la puntualidad que pide la historia, a
referir algunos sucesos, que por lo raro de sus circunstancias pueda quedar en
duda su certidumbre, necesitando del piadoso consentimiento del lector para su
asenso...”(Oviedo
y Baños,1940,548)
Oviedo
y Baños fue un prolijo lector y leyó muchas fuentes tanto documentales -ayudado
por el fácil acceso al Archivo del Cabildo- como de otros autores como fray
Pedro Simón -a quien, según algunos plagió su historia-. En su obra Oviedo y
Baños nombra a sus fuentes someramente –se disculpa en el prólogo por no citar
a todas sus fuentes-, otras veces los nombra para corregirlos, como por ejemplo
a Antonio de Herrera cuando indica “aunque el cronista Herrera, contra la
evidencia de una verdad tan clara, pone esta muerte en Coro, por yerro conocido
de las relaciones que le dieron para formar su historia”(Oviedo y
Baños,1940:39)[34].
La fecha exacta de fundación de Caracas es una que no establece porque no
encontró esta información en los documentos, más aun indica que uno que habla
al respecto se equivoca en el año. Esto refleja que en al menos en algunos
puntos el autor se dedicó al detalle a validar la veracidad de lo dicho, pues
de hecho el 25 de julio de 1567 constituye una fecha arbitraria para la
fundación de Caracas, por ser el día de San Santiago pero no por ser la fecha
real de la fundación. Así, que si bien, Oviedo y Baños exagera al indicar que
buscó en todos los archivos – en todo caso, también se disculpa por los
posibles yerros que se consiguiesen en la obra- no se debe negar con ligereza
que los revisó y detalló con denuedo y esfuerzo para hilar su “Historia”, la
cual consta de siete libros divididos en capítulos que se intitulan en su
mayoría con una acción realizada por algún conquistador o nativo americano en
algún lugar, por ejemplo, “Embarcase Fedreman para La Española...”
En el texto de
Oviedo y Baños no se determina una postura radical hacia los distintos
personajes analizados, por ejemplo, aunque en el casos de los indígenas la
mayoría de las veces habla peyorativamente de ellos como gentío, bárbaros y
exagerando sus características negativas, da cuentas de juicios valorativos –
que en cierto modo, son síntoma de algo de falta de objetividad- y llega a valorar la valentía de
los indígenas en la lucha. En el caso del Rey español, quizá allí sí su postura
es radicalizada a favor, el Rey nunca es cuestionado -otro síntoma de sesgo,
pero a fin de cuentas la completa objetividad en la historia es una utopía, aún
hoy día con una historia rigurosamente “científica”-, incluso cuando el Rey
envía alemanes a América, aunque Oviedo y Baños habla generalmente mal de los
alemanes dando cuentas de que no los consideraba dignos de América, justificó
las razones del Rey, dando cuentas esto de que Oviedo y Baños es un hombre de
su época respetuoso del orden monárquico.
Desde el punto de
vista del estilo literario algunos ubican a Oviedo y Baños en la etapa
clasicista, como Juan de Mariana, debido a su estilo valga la redundancia
bastante estilizado. Pero, por otro lado, se detecta en Oviedo algo de
barroquismo, particularmente se desprende de la lectura del texto en que se da
un trato escatológico al narrar los hechos, por ejemplo, hace énfasis reiterado
en la antropofagia y también utiliza muchos términos despectivos.
6. Párrafos emblemáticos en la “Historia” de Oviedo y Baños.
1. “El
trabajo que he tenido para disponer la obra ha sido grande, siendo preciso
revolver todos los archivos de la provincia para buscar materiales, y cotejando
los instrumentos antiguos, sacar de su contexto la sustancia en que afianzar la
verdad con que se debe hacer narración de los sucesos, pues sin dar crédito a
la vulgaridad con que se refieren algunos, he asegurado la certeza de lo que
escribo en la auténtica aserción de lo que he visto”(Oviedo y
Baños,1940:XXI)
2. “Confirmados
estos capítulos por el César nombraron los Belzares por gobernador de sus
conquistas a Ambrosio de Alfinger, y por su teniente general a Bartolomé
Sailler, ambos alemanes de nación, y dispuestas todas las cosas necesarias, el
mismo año de veinte y ocho se dieron a la vela, bien proveídos de caballos,
armas y municiones, trayendo consigo cuatrocientos españoles, y entre ellos
muchos hidalgos y hombres nobles, como fueron Juan de Villegas, natural de
Segovia, progenitor ilustre de los Villegas de Caracas, varón a todas luces
grande, a quien debe esta provincia su conservación y aumento, y quien nos dará
bastante materia para la narración de nuestra historia”(Oviedo y
Baños,1940:6)
3. “...y entre ellos iban algunos de los que
habían enterrado a Tinajero, que llegando cerca de la cañada en que le dieron
sepultura, movidos de la curiosidad, quisieron ver si los indios lo habían
desenterrado; pero antes de acercarse, a gran distancia se hallaron acometidos
de una fragancia tan suave y un olor tan singular, que suspensos ignoraban la
causa a que atribuir tan maravilloso efecto, hasta que aplicando la vista hacia
la rambla, reconocieron estar medio descubierto el cuerpo de Tinajero, de cuyo
yerto cadáver se exhalaba aquel olor peregrino, de quien enamorados diferentes
enjambres de silvestres abejas, abejas, se
habían apoderado, para dar clausura de aromas entre aquellas fragancias a su
miel”(Oviedo y Baños,1940:83)
4. “...entregaron el gobierno
superior de aquel ejército a Don Fernando de Guzmán y nombraron por Maestre de
Campo a Lope de Aguirre, quien perdiendo el temor a Dios, la obediencia al Rey
y la vergüenza al mundo, en una información que hicieron para justificar su
alevosía, puso en su firma, Lope de Aguirre, Traidor, persuadiendo a los demás
con demostración tan fea, y exhortaciones dictadas de su mala inclinación y
perverso natural, a que mudando el fin de su jornada, diesen la vuelta al Perú
para apoderarse de aquel reino: infamia en que convinieron todos, unos por
voluntad, y otros por miedo; y desnaturalizándose de los reinos de Castilla”(Oviedo
y Baños,1940:280)
5. “En un
hermoso valle, tan fértil como alegre y tan ameno como deleitable,que de
Poniente a Oriente se dilata por cuatro leguas de longitud, y poco más de media
de latitud, en diez grados y medio de altura septentrional, al pie de unas
altas sierras, que con distancia de cinco leguas la dividen del mar en el
recinto que forman cuatro ríos, que porque no le faltase circunstancia para
acreditarla paraíso, la cercan por todas partes, sin padecer sustos de que la
aneguen: tiene su situación la ciudad de Caracas en un temperamento tan del
cielo, que sin competencia es el mejor de cuantos tiene la América”(Oviedo
y Baños,1940:421)
Historiografía consultada
BRICEÑO-IRAGORRY,
Mario y otros. Mensaje sin destino y
otros ensayos. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas.
1988. pp. 574.
BRITO FIGUEROA, Federico. Historia Económica y Social de Venezuela. Tomo IV. Caracas.
Ediciones de la Biblioteca UCV, Colección Historia No. XVI. 2da. Edición, 2002,
pp. 1033-1702.
CARRERA DAMAS, Germán. Achicar la sentina
de la historiografía. En: Procesos históricos. Revista de historia y
ciencias sociales. Julio No. 10. Universidad de los Andes. Mérida, Venezuela.
LEMMO,
Angelina. Historiografía colonial de Venezuela. Fondo Editorial de Humanidades y
Educación. Universidad Central de Venezuela. Caracas . 2da.
Edición 1983. pp. 423.
Hispanoamérica 1750-1850: Ensayos sobre la sociedad y el Estado. John Lynch. Universidad Nacional, Bogotá, 1987.
SÁNCHEZ, Luis Alberto. Historia General de América.
Tomo I. Chile, Ediciones Ercilla. 1956, pp. 529.
STRAKA,
Tomás. Sobre la conciencia de los criollos.
Notas para una historia de las ideas en Nuestra América. En: Revista Mañongo No. 23, Año XII, Vol. XII, Julio-Diciembre 2004. UCAB.
[2] Para más detalle de
la segunda parte ver apartado Crítica interna y crítica externa en este mismo
ensayo.
[5] De acuerdo a la
apreciación del análisis de Angelina
Lemmo, el año tentativo más probable de inicio del interés de Oviedo y Baños
por escribir su “Historia” es el de 1710. No obstante, como refiere Lemmo
también, según Caracciolo Parra León la otra obra de Oviedo y Baños -publicada
según indica Parra León con el nombre de Orígenes Nacionales – y que Oviedo y
Baños utilizó también para su “Historia” se realizó entre el inicio de 1700 y
1703 (Ver nota 307 del texto Historiografía Colonial de Venezuela de
Angelina Lemmo, en página 106) , por lo que se considera más acertada la
cronología de Tomás Eloy Martínez, quien indica que en 1705 Oviedo y Baños
posiblemente comenzó a escribir los primeros borradores de su obra “Historia” y
que, previamente, en 1703 fue la época en que comenzó a leer textos para su
“Historia” en el Archivo del Cabildo de Caracas (Ver cronología provista en la
edición de la Biblioteca Ayacucho de la obra de Oviedo y Baños, Historia de la
conquista, y población de la provincia de Venezuela, elaborada dicha cronología
por Tomás Eloy Martínez, páginas 437-443)
[6] “Descubierto
este nuevo mundo por el Almirante D. Cristóbal
Colón el año de mil cuatrocientos noventa y dos, ... llegó el de noventa
y ocho á reconocer la tierra firme de esta América”(Oviedo y
Baños,1940:8)(se mantiene ortografía del original)
[7] Así, refiere
Oviedo y Baños al finalizar el texto de la primera parte de la “Historia”: “...con
lo cual, añadiendo solo la muerte del Sr. Obispo D. Fr. Pedro de Salinas, que sucedió al mismo año de
seiscientos en la ciudad del Tocuyo, daremos fin á esta primera parte”(Oviedo
y Baños,1940:614-615)[se mantiene ortografía del original]
[8] El comentario
corresponde a la Censura de Don Antonio Dongo, Bibliotecario de la real
Biblioteca de su Majestad, y oficial de la Secretaria de Estado, censura que se
realizó el 26 de agosto del año de 1722.
[9] Para una biografía
detallada de Oviedo y Baños, consultar la obra de Caracciolo Parra León, “Analectas
de historia patria” ya que constituye “una
completísima biografía de Oviedo y Baños”(Oviedo y Baños,1940:16). Una
cronología completa de la vida de Oviedo y Baños también la provee Tomás Eloy
Martínez en la mencionada edición de la Biblioteca Ayacucho de la “Historia” de
Oviedo y Baños.
[10] Provincia de
Venezuela o Provincia de Caracas pues como refiere Oviedo y Baños “...tomando
el nombre de su metrópoli, es comunmente llamada provincia de Caracas”(Oviedo
y Baños,1940:1)[se mantiene ortografía del original]
[11] La institución del
Cabildo, como se sabe, constituyó de las instituciones con las que más se
identificó el blanco criollo , toda vez que el Cabildo constituyo la principal
instancia política de los españoles americanos.
[12] El cuadro está basado
en el ofrecido en el texto Historia General de América Tomo I de Luis Alberto
Sánchez, ubicado el cuadro en la página 318, el cuadro lo toma dicho autor del
historiador mexicano Chávez Orozco. Se da cuentas en el cuadro de la
estratificación social estamental caracterìstica de la Venezuela colonial.
[13] En referencia a la
categoría de castas , ver, e.g., En: Luis Pellicer. Entre el honor y la pasión.
Caracas. FEFHE UCV. 2005. p. 50. Ver nota 83 de dicho
texto.
[14] Citado en el prólogo
de la edición de la Biblioteca Ayacucho de la “Historia” de Oviedo y Baños. El
texto corresponde al autor Antonello Gerbi, en: La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica. 1750-1900. Antonio Alatorre, trad. México: Fondo de Cultura
Económica, 2a ed. corregida, 1982, p. 227.
[15] En: Historia
Económica y Social de Venezuela. Federico Brito Figueroa. p. 1254.
[16] Véase: Cuatro ensayos: De la respuesta criolla a los caudillos republicanos
Hispanoamérica 1750-1850: Ensayos sobre la sociedad y el Estado. John Lynch. Universidad Nacional, Bogotá, 1987. En especial, el ensayo titulado “Las reformas borbónicas y la reacción hispanoamericana 1765-1810”
Hispanoamérica 1750-1850: Ensayos sobre la sociedad y el Estado. John Lynch. Universidad Nacional, Bogotá, 1987. En especial, el ensayo titulado “Las reformas borbónicas y la reacción hispanoamericana 1765-1810”
[17] Texto contenido en su
dedicatoria del texto a su hermano, el Oidor Don Diego Antonio de Oviedo y
Baños.
[18] Se considera en este
ensayo acertada -y se reafirma mediante complementación historiográfica
adicional- la propuesta de Tomás Eloy Martínez y Susana Rotker quienes
consideran a la obra de Oviedo y Baños como “La
fundación literaria de la nacionalidad venezolana”,
en el sentido de que Oviedo busca dar cuenta del privilegiado linaje del que
provienen los blancos criollos toda vez que: “Oviedo
debía, por un lado, demostrar que los criollos blancos provenían de los mejores
linajes peninsulares y legitimar el derecho de aquéllos a gozar de privilegios
no inferiores a los de los españoles recién llegados”(Oviedo y Baños,2004:XXXIV). Se mencionó en este ensayo, en el
apartado referido al contexto histórico de los siglos XVII y XVIII venezolanos,
que se dio esa diferenciación entre los blancos criollos y los peninsulares en
la sociedad colonial venezolana, y que fue poco a poco generando descontento y
que provocó conflictos como los citados por Federico Brito Figueroa. Es de
notar, que efectivamente Oviedo se enfoca claramente en los linajes, comenzando
con el propio y el de su hermano en
quien “sobre los ilustres blansones heredados resplandecen en V.S. La gran
literatura, consumada prudencia, singular talento, y conocido valor...”(Oviedo
y Baños,2004:IV) y da cuentas del deseo de ascenso o progreso que espera, en este caso para su
hermano -un blanco criollo- al indicar “Guarde Dios a V.S. los años que
deseo en el mayor ascenso, que corresponde á sus méritos”(Oviedo y
Baños,2004:V). Por otro lado, más allá de lo referido por Carrera Damas en cuanto
a que “Antes
de la crisis de la sociedad colonial, la cual se gestó y se desencadenó en el
tránsito de los siglo XVIII a XIX, y aun durante los primeros estadios de la
crisis, predominó el sentido de pertenencia a lo hispánico. Esta creencia del
criollo se manifestó en la decisión con que enfrentó las incursiones, piráticas
y otras, contra el Imperio. Se manifestó igualmente en el tenaz lealtismo, -no
menos admirable que su contrario-, de que dieron prueba los criollos en la
peripecia político-militar de la crisis de la sociedad colonial y de la
monarquía en Europa. La percepción historiográfica de esta postura criolla, en
su primera fase, la proporcionó José de Oviedo y Baños cuando empleó la
expresión 'los nuestros' refiriéndose a exploradores y conquistadores de los
siglos XVI y XVII”(Straka,2004:116-117), en este ensayo se considera
que ese “los nuestros” mencionado por Oviedo y Baños va más allá de su
identificación con lo hispánico (con todo lo hispánico), va con su identificación con sus antecedentes,
con los fundadores del linaje de los blancos criollos.
[19] Según la división
ofrecida por Mario Briceño Iragorry en su obra.
[20] Según refiere
Angelina Lemmo en su obra Historiografía colonial de Venezuela (ver
bibliografía). Lemmo
ubica a Oviedo y Baños en el Ciclo regional occidental como un cronista
complementario. Lemmo ofrece una periodización de la historiografía basada en
la teoría de ciclos, con criteros cronológicos y geohistóricos.
[21] En su vida, Oviedo y Baños fue un
hombre de un fervor religioso conocido públicamente, de hecho como refiere
Angelina Lemmo en su obra Historiografía colonial de Venezuela, Oviedo puede
ser considerado desde un punto de vista de la tendencia religiosa como un
historiógrafo franciscano, toda vez que fue un fiel seguidor de dicha orden, incluso llegó a ser
Síndico General de todos los conventos franciscanos.
[22] Así se refiere en la Introducción de
la edición de Paul Adams utilizada para este ensayo, en el cual se transcribe
el discurso pronunciado por Monseñor Dr. Nicolás Navarro en ocasión del
levantamiento de una lápida en honor a Oviedo y Baños en el año 1939. Allí
menciona Monseñor Navarro: “Se trata del primer historiador propiamente
dicho de nuestra patria”(Oviedo y Baños,1940:XV)
[23] Esta correspondió a la segunda
edición de la “Historia” de Oviedo y Baños.
[24] Se mantiene la ortografía del original.
[25] Según refiere Angelina Lemmo: “Quienes
se ha ocupado de analizar lo relacionado con la Segunda parte de la obra, han
sido Arístides Rojas, en Leyendas históricas, Caracas, 1890, T.I, pp. 223, ss.,
Julio Calcaño, en Reseña histórica de la literatura venezolana, Caracas, 1888;
y el propio Parra León, en el estudio que analizamos [Analectas de historia
patria]”(Lemmo,1983:109). Según
refiere la introducción a la edición de la “Historia” de Oviedo y Baños
analizada en este ensayo la fundamentación de la relación de la supuesta
desaparición de la segunda parte de la “Historia” de Oviedo y Baños, es debida
a una observación hecha por Francisco Javier Yanes en un ejemplar de la primera
edición, detalle que es mencionado por Manuel Segundo Sánchez en su
“Bibliografía Venezolanista”. Tomás Eloy Martínez y Susana Rotker consideran
este hecho representativo de la condición de
Oviedo y Baños de intentar resaltar el linaje criollo, y constituir los
sucesos del obispo un obstáculo ya que “¿Cómo descubrir las
flaquezas del Obispo sin poner también al descubierto las flaquezas de los
linajes a los que Oviedo y Baños postulaba como fundadores de una nacionalidad
nueva? ¿Cómo describir los desgobiernos de un criollo notable sin cuestionar a
la vez la responsabilidad de toda la casta?”(Oviedo y
Baños,2004:XXXV).
[26] Dicha versión
corresponde a: Reproducción facsimilar de la segunda edición. Introducción de
Paul Adams, “como homenaje de la colonia americana a Venezuela” y en
memoria de William Tecumseh Sherman Doyle. Con cuatro láminas, índice de
personas, lugares y materias. Nueva York: 1940, 31 + 667 pp
[27] Dicha versión corresponde a: Edición en cuarto
menor. Caracas: Imprenta de Domingo Navas Spínola, 1824, 616 pp.
[28] La versión original, como se mencionó, fue
publicada en Madrid en 1723 por la imprenta de Don Gregorio Hermosillo. Dicha versión contiene: Censura de Antonio Dongo,
aprobación de Manuel Isidoro de Mirones y Benavente, licencia del ordinario, fe
de erratas, suma de la tasa, dedicatoria, congratulaciones en verso y prólogo
del autor. Edición de catorce folios a dos columnas, cubierta de pergamino.
Madrid: Imprenta de D. Gregorio Hermosilla, en la calle de los Jardines, año
M.DCC.XXIII, 14 pp. s/n + 380 pp.
De esta edición son pocos los
ejemplares conocidos. Los datos de suma de privilegio, fe de erratas, suma de
la tasa de esa edición se reproducen en la versión de la edición utilizada en
este análisis correspondiente a la quinta edición.
[29] En el discurso de inauguración de la
Cátedra José de Oviedo y Baños, pronunciado por el historiador Germán Carrera
Damas, el cual fue publicado en la revista Procesos Históricos (ver
bibliografía).
[30] Esta categoría de “verosimilitud” es
desarrollada con tino en el mencionado prólogo de Tomás Eloy Martínez y Susana
Rotker, en la versión de la Biblioteca Ayacucho
[31] Esto, en un texto moderno sería
razón de peso, pero definitivamente no se debe caer en ser de esos
historiadores que refiere Nietzche que buscan analizar el pasado con los
parámetros del presente y se debe tener en consideración el contexto
histórico-temporal en el que escribe el autor; es claro que una crónica
colonial difícilmente carece de estos temas inverosímiles hoy día, dada la
mentalidad de la época.
[32] Incluso en su dedicatoria a su
hermano considera su arduo trabajo como
de mayor valor que el contenido de la obra, valor en cuanto a la importancia
que podría darle su hermano, así indica: “Admita V.S. la corta víctima de mi
rendido obsequio, haciéndola digna ofrenda de sus aras, no por lo que contiene,
sino por el imponderable trabajo, y continuadas tareas que me ha costado...”(Oviedo
y Baños,1940:IV)[negritas agregadas]
[33] Por otro lado, en su obra hay muchos
otros relatos estilo mágicos, místicos y aún escatológicos de difícil
credibilidad de los cuales no se percata de alertar, posiblemente los
considerase Oviedo y Baños más verosímiles para los parámetros de la época.
[34] Para algunos autores, Oviedo y Baños
tomó esta crítica de fray Pedro Simón y no de la lectura de Antonio de Herrera.
Créditos:
photo credit: El Bibliomata via photopin cc
Realizado por: Mery Pérez
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