“Dios espera
hasta que el hombre se haga niño de nuevo en la sabiduría”. Rabindranath Tagore (1861-1941). Escritor
bengalí, premio Nobel de Literatura en 1913.
El Principito, escrito por el aviador francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), es uno de mis libros
favoritos y disfruto leerlo cada vez que puedo, al punto que me sé de memoria
gran parte de los capítulos del mismo por no decir todo el texto. Siempre se
aprende algo nuevo cuando se le vuelve a leer.
El Principito es un libro hermoso que
invita a valorar el amor y la amistad para encontrar y entender así la razón de
vida. Siempre lo he considerado como un libro que habla de lo que realmente es
importante en la vida. Por cierto que la niñez ha sido la etapa más feliz de mi vida.
Como el Aviador de El Principito también
he tenido mi equivalente dibujo de la serpiente boa cerrada que
digiere un elefante en espera de toparme con El Principito que pueda entenderlo
y no decir que es simplemente un sombrero. Y al igual que el Aviador la
decepción ha sido una constante. Desafortunadamente no he tenido la dicha del Aviador
de conocer a El Principito, pero sí que me he creado mis propios principitos al
modo del mismo Principito que abandonó a su rosa en busca del amor y su lugar en
el mundo, cuando ella siempre fue su amor y él estaba donde debía estar.
El Doctor Rafael Tomás Caldera, en
su texto La Existencia abierta: Para
lectores de El Principito nos invita a darle una lectura a El Principio que
evoca el paso de la niñez a la madurez, ese paso tan importante en el que pasamos
a otro estadio en la vida, pero también, al revés, de la madurez a la niñez, el
reencuentro con ese niño para quien las cosas serias no son las mismas que para
los mayores. Y así nos invita a vivir una existencia abierta:
“Y puede ser –ha de ser- también una
invitación a trascendernos. A tener calma, a contemplar. A recobrar esa ingenua mirada del niño, abierto a la
experiencia del mundo. A redescubrir la fidelidad, el don renovado en la
amistad y el amor, que trae consigo una verdadera promesa de plenitud” Rafael
Tomás Caldera (nacido en 1945). Doctor en Filosofía y catedrático venezolano.
"Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos." (Mateo 19:14)
–No –dijo el Principito–. Busco
amigos. ¿Qué significa “domesticar”? – volvió a preguntar el Principito–.
–Es una cosa ya olvidada –dijo el zorro–, significa “crear lazos”.
–Es una cosa ya olvidada –dijo el zorro–, significa “crear lazos”.
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