"Los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato, no.". Ernest Hemingway (1899-1961). Escritor y periodista estadounidense.
Dicen que los gatos son el paradigma de la indiferencia, el desapego y la independencia. De niña y adolescente les tuve un temor mal infundado a los gatos porque su mirada me era escalofriante y parecían siempre molestos como a punto de lanzárseme encima para arañarme. Hasta que un día una gata –La Gata- invadió nuestro hogar colándose por la ventana.
La Gata fue un claro ejemplo de que toda generalización es errónea y de que las apariencias engañan. Ella, suponemos se extravió de su hogar y llegó al nuestro para darnos una gran lección. Ni siquiera le pusimos nombre, o su nombre fue para nosotros La Gata, la única y querida Gata, porque fue un ser viviente que nos sorprendió en todo sentido.
Desde que se instaló en la casa no hizo más que ganarse el derecho de permanecer con nosotros siendo una invasora como lo fue, ella destiló no más que cariño y ternura a través de caricias interminables a nosotros sus nuevos arrendatarios. Con una mirada harto lejana a esa a la cual yo le temía tanto, sino más bien que reflejaba un gran afecto, haciendo que cualquier miedo y prejuicio se disipara. Ella en suma se hacía querer.
Además, resultó ser un animal totalmente educado, iba al baño sola y colocaba su periódico para hacer sus necesidades fisiológicas digamos de nivel superior ;-), ¡lo que le faltaba era recogerlo!. Por eso creemos que se extravió de su hogar donde fue tan bien educada en modales y en amor y afortunadamente nos escogió como su nueva familia.
Pasados los años, tuvo familia de gatitos a los cuales no pudimos sino darles nombres que reflejaran la cualidad más destacada de su madre y esa era la de ser tan cariñosa, por ejemplo, al más cuchi y cariñoso de los gatitos lo llamamos Mimosín. Ella murió hace ya 16 años pero siempre recordamos con gran alegría y afecto el tiempo que estuvo entre nosotros, durante el cual nos enseñó que debemos estar abiertos y dejarnos sorprender. Si ella no hubiese irrumpido en nuestra casa jamás se nos hubiera ocurrido tener un gato como mascota, de hecho teníamos una perrita, y La Gata era tan maravillosa que podía convivir sin problemas con ella, seguramente le hacía sentir el mismo afecto que lograba en nosotros que hacía imposible no poderla amar.
Muchas veces es sólo cuestión de dar y darnos la oportunidad de amar y ser amados.
photo credit: PCB75 via photopin cc
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