"La indiferencia endurece el corazón y es capaz
de eliminar cualquier rastro de afecto" Jorge González Moore. (Nacido en 1974).
Ingeniero, escritor y poeta colombiano.
La globalización como fenómeno de
comunicación e interdependencia entre las naciones ha hecho mucho bien y
provisto muchas cosas buenas, pero también ha generado muchas cosas malas.
El viernes pasado cuando me dirigía al
cajero automático, se encontraba -como es ya normal en esta Venezuela en crisis
que no termina de definirse- un grupo de jóvenes estudiantes en la avenida con
unas pancartas de protesta una de las cuales rezaba “No se puede crear un país diferente con tanta gente indiferente”.
Esa pancarta me hizo recordar las
palabras del Papa Francisco a propósito del terrible naufragio de inmigrantes
africanos el año pasado en Lampedusa, una pequeña isla al sur de Italia. Muchos
de esos inmigrantes perdieron la vida buscando tener una mejor en Europa. El
Papa refirió: “la cultura del bienestar
nos ha hecho insensibles a los gritos de los otros. Somos una sociedad que ha
olvidado la experiencia del llanto, la globalización de la indiferencia nos
sacó la capacidad de llorar”.
A veces nos hundimos en -cuando no las
ocultamos- nuestras propias miserias y frustraciones, las cuales son en
realidad también importantes en nuestra vida, pero eso nos hace ignorar las
grandes tragedias que suceden a nuestro alrededor. Pienso, por ejemplo, en mí misma, a veces me deprimo y me paralizo por cosas que hubiera querido sucedieran, y me
llego a sentir tan infeliz y triste por ello que vivo constantemente pidiéndole a Dios
que me persone y me ayude a recuperar el gusto por la vida, pero cuando pienso por ejemplo, por mencionar algo cercano, que personas que conozco han sufrido pérdidas
terribles e inesperadas y han podido seguir adelante
con sus vidas y alcanzado la felicidad, veo que mi autocompasión -por algo que
aunque sea grande para mí, en realidad es nada comparado con lo que sucede a mi
alrededor- y lo que me me hace es perder el tiempo y me impide seguir adelante y poder contribuir de mejor
forma con la sociedad y conmigo misma en pro del bien común.
Sé que Venezuela, y nosotros los
ciudadanos que habitamos esta tierra de gracia, merecemos un país mejor, lleno de libertad, justo,
de paz, seguridad, de gente bendecida y de progreso, y debemos obrar en función
de ello. Oro por mi país y tengo fe en que Dios mediante lograremos salir grandemente bendecidos de
esta coyuntura que parece no tener fin. Pero también pienso que debemos
enfocarnos menos en esa cultura de bienestar que no nos hace ver más allá de
nuestras propias narices para poder ver cosas diferentes a nuestros propios
deseos y satisfacciones materiales e incluso nuestras satisfacciones
emocionales, y poder así darnos cuenta e interesarnos y estar allí por y para
el otro que sufre tanto y, muchas veces, más que nosotros.
Es como la frase “Lloraba
porque no tenía zapatos.....hasta que vi a
alguien que no tenía pies”. Para muchos inmigrantes como esos
de África que arriesgaron y muchos de ellos, desafortunadamente, perdieron su
vida para llegar a Europa, Venezuela posiblemente constituiría un paraíso
comparado con lo que ellos tienen que vivir. No con esto dejo de creer que
nuestro país merece algo mejor y hay que seguir trabajando para ello dejando la
indiferencia a un lado, pero no sólo la indiferencia por nuestra situación sino
por la de todos en el mundo.
Ayer, 12 de mayo de 2014, falleció, a la edad de 100 años
el Dr. Jacinto Convit (1913-2014), QEPD, un ilustre venezolano al servicio de la
humanidad, quien desarrolló la vacuna contra la lepra. Fue postulado al premio
Nobel en 1988. Jacinto Convit dijo “El premio Nobel no me quita el sueño, la
cura contra el cáncer sí.”. Y trabajo toda su vida buscando la cura para el cáncer y logró desarrollar una vacuna curativa al respecto. Porque el Dr. Jacinto Convit fue un visionario que vivió
y trabajo por el servicio al bien común y no por sus intereses personales.
Sigamos el ejemplo de este gran venezolano.
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“Bienaventurada la nación cuyo Dios es
Jehová. El pueblo que él escogió como heredad para sí.” (Salmo 33:12)
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo:
Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que
son grandes ejercen sobre ellas potestad.
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande
entre vosotros será vuestro servidor, y
el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo
del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos.“ (Mateo 20:25-28)
"Al final de nuestras vidas, no seremos juzgados por cuántos diplomas hemos recibido, cuánto dinero hemos conseguido o cuántas cosas grandes hemos hecho. Seremos juzgados por 'Yo tuve hambre y me diste de comer. Estuve desnudo y me vestiste. No tenía casa y me diste posada.'" Madre Teresa de Calcuta (1910-1997). Religiosa católica.
Créditos:"Al final de nuestras vidas, no seremos juzgados por cuántos diplomas hemos recibido, cuánto dinero hemos conseguido o cuántas cosas grandes hemos hecho. Seremos juzgados por 'Yo tuve hambre y me diste de comer. Estuve desnudo y me vestiste. No tenía casa y me diste posada.'" Madre Teresa de Calcuta (1910-1997). Religiosa católica.
"No te preguntes lo que tu país puede hacer por ti,
pregúntate qué puedes hacer por tu país" John Fitzgerald Kennedy (1917-1963). Trigésimo quinto presidente de EE.UU.
photo credit: Fernando X. Sanchez via photopin cc
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