Civilización mundial, ciencia y tecnología: ¿sólo progreso?
Lejos de
querer ofrecer una visión escatológica para especificar los efectos de la visión
cultual del hombre de la Civilización Mundial con respecto a los avances en la
ciencia y la tecnología a lo largo de esta era industrial, ni tampoco querer entrar en diatribas morales
-que por lo demás considero no está mal que se haga- me propongo a desarrollar
un breve comentario de los efectos que la visión progresista del hombre de la
Civilización Mundial ejerce en su visión del futuro tal como la que ha ejercido
en su visión del pasado al desestimarlo por atrasado, caduco y bárbaro,
similarmente el hombre de la Civilización Mundial espera un futuro promisorio
gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología y de ninguna manera quiere
pensar que algo lo pueda cambiar y que ha llevado este hombre de la Civilización
Mundial a desestimar los efectos negativos que pueden provocar y que provocan
los avances científico-tecnológicos sobre todo por su mal uso o sobre uso.
La idea de progreso, ya pregonada en
el siglo XVIII por el filósofo francés Voltaire –pesudónimo de François Marie
Arouet-, en su visión filosófica de la historia, y
también puesta en entredicho por el mismo Voltaire al ser testigo de
catástrofes naturales como el terremoto que destruyó a la ciudad de Lisboa en
1755, si bien ha encontrado sus detractores a lo largo de toda esta era
industrial, no cabe duda que constituye una premisa en la mente del hombre que
vive en esta sociedad de la ciencia y la tecnología, en la así considerada era
de la información o era del progreso.
Siendo que soy una persona amante de la
ciencia y de la historia debo confesar que me llegó a costar entender y más aún a aceptar que,
estrictamente hablando, la historia no es una ciencia aunque maneje un rigor en
el proceso de desarrollar el discurso histórico. En cierto modo, uno esperaba que,
como saber, la historia progresara hacia el supuesto saber paradigmático e
ideal, esto es, hacia una ciencia. Y así sucede en general con todo lo que el
hombre espera del desarrollo del mundo en esta Civilización Mundial, que todo
progrese sino hacia la perfección al menos hacia algo mejor en un optimismo
contradictorio, pues es claro que no todo es color de rosa en este mundo
global de la Civilización Mundial en el que vivimos, así el hombre de la
Civilización Mundial ha sido testigo de terribles guerras, no sólo las dos
Grandes Guerras que se dieron en la primera mitad del siglo pasado –llamadas Guerras
Mundiales toda vez que acaecían en esta Civilización Mundial- sino que
luego llegó la llamada Guerra Fría y las demás guerras que se han vivido a lo
largo de todo el siglo XX y lo que va del XXI, además ha sido testigo de la
pobreza que arrasa con la vida de cantidad indefinida de personas, de los
problemas económicos que ocurren hasta en las economías más avanzadas como la crisis de la economía mundial que estalló en septiembre de 2008 o la depresión de 1929, de los
problemas medioambientales que acaecen en la actualidad y que vislumbran en el
futuro cercano graves problemas para la Civilización Mundial.
El próximo once
(11) de noviembre se celebran noventa y seis (96) años de la firma del armisticio de
Rethondes firmado en 1918, que abrió el camino hacia la paz y el fin de la Primera Guerra
Mundial, guerra que el hombre de la Civilización Mundial consideró sería la
guerra que pondría fin a las demás guerras, cosa que no ocurrió como lo demuestra
la historia, así, nada más pasados veintiún (21) años de la Primera Guerra
Mundial se dio inició a la Segunda Guerra Mundial, mucho más cruenta que la
primera e incluso de mayor duración, pese a que el hombre esperaba que no se
dieran más guerras. Con los progresivos avances en la ciencia y la tecnología
se convirtió en una constante que el hombre de la Civilización Mundial en su
visión cultual hacia los logros humanos a través de los avances de la ciencia y
la tecnología –que sin duda han sido muchos- no vislumbre obstáculos que puedan
frenar el progreso de la Civilización Mundial.
Debido a una de las catástrofes naturales que se
dieron en Haití, supe que en dicho país la electricidad es escasa por no decir
inexistente, cosa que me sorprendió ocurriera en un país de América –pese a la pobreza
conocida de un país como Haití-, siendo el continente americano uno en donde existen plantas
hidroeléctricas de las más avanzadas del mundo y además me parecía algo
inconcebible que en pleno siglo XXI hubiesen lugares sin electricidad y mucho
menos tan cerca. Dado el hecho comencé a investigar al respecto en Internet, y
descubrí que en general, se consideraba una anacronía que ocurriera escasez
eléctrica en dicho país, que eso representaba a todas luces un atraso de dicha
sociedad y supe de propuestas de ofrecer
energía eléctrica a Haití por parte de grandes compañías. En ningún caso, hubo
un atisbo de considerar que el uso restringido de electricidad por parte de los
haitianos tenía un efecto positivo para el medio ambiente dado que la poca
electricidad que se manejaba en Haití contribuía a evitar el desarrollo del
llamado Calentamiento Global - el cual vislumbra efectos catastróficos para el
medioambiente mundial-.
Con esto no quiero decir que apoye la no existencia de
electricidad en Haití, considero ciertamente que es un atraso, personalmente no
me imagino en un mundo sin electricidad –aunque considero que se puede utilizar
de forma concientizada la energía eléctrica-, pero lo que quiero apuntar es que
este constituye un ejemplo de cómo el hombre de la Civilización Mundial en su
visión panegirista de la ciencia y la tecnología, se olvida de que el uso
indiscriminado de dichos avances genera efectos, por ejemplo, en el ambiente, que no
se deben dejar a un lado pues constituyen verdaderas amenazas a la
supervivencia del planeta Tierra –donde se desarrolla la vida del hombre de
esta Civilización Mundial-.
Este hombre de la Civilización Mundial
más que considerarse a sí mismo panegirista de la ciencia y la tecnología
considera panegiristas a los ambientalistas a los que considera como diríamos
en términos populares, siembran el terror al exagerar en los “supuestos”
efectos negativos de, por ejemplo, el alto consumo de energía para el
ecosistema por el incremento en el calentamiento global. Quizá piense el fiel
defensor de la ciencia y la tecnología de la Civilización Mundial que esta
misma ciencia y tecnología ofrecerá las soluciones requeridas para evitar
cualquier retroceso o destrucción posible, pero si el lugar donde se desarrolla
la Civilización Mundial perece, con él perecerá el hombre de la Civilización y
con él también toda su ciencia y tecnología. ¡Y acaso ya haya ocurrido en el pasado!.
Por: Mery Pérez
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