Notas malvadas
Desde que
fueron expulsados de la Tierra, los Syobdab se asentaron en una estrella no tan
lejana al planeta azul, en la que no hacían más que perfeccionar sus artes
maléficas en la búsqueda de una forma de volver a la Tierra, y, más aún, de volver
a gobernarla. Ya lo habían hecho por mil años esas criaturas de rostros amorfos
que llenaban de terror la Tierra y condenaban a los humanos a la esclavitud del
encierro.
En la Tierra,
el Elegido Adak, hijo de Dak, fue quien con sus benéficos poderes cósmicos
logró expulsar a los Syobdab y, principalmente, a su líder Lebzul de los
dominios terrestres, al despojar a éste de
su libro con el que creaba artilugios de oscura magia para subyugar a los
humanos.
-
Has vencido por ahora Adak, pero tu victoria no
será por mucho tiempo – le aseguró muy confiado Lebzul a Adak cuando fue
vencido.
-
Ya lo veremos – respondió igualmente confiado
Adak.
Adak había
sido instruido muy disciplinada y profundamente por su padre, Dak, el cual le
aseguró que Lebzul quedaría indefenso al no contar con su libro de maligna magia. Pero Dak no estaba al tanto de los últimos
progresos de los Syobdab en las artes oscuras. Lebzul había logrado crear, a
través del uso de magia oscura, un cuaderno de notas que guardaba su hijo Lezaza.
Y este cuaderno era pura maldad, el poder que se estaba desarrollando en él era
un poder totalmente maléfico.
El tiempo
pasaba y parecía que la victoria de Adak era permanente, que las advertencias
de Lebzul no eran más que palabras al viento y la Tierra estaba a salvo y
continuaría en paz. Hasta que un domingo en la tarde Lebzul le dijo a su hijo:
- Ha llegado
el momento Lezaza.
Entoces Lezaza tomó el libro de notas y, antes
de escribir en él, le preguntó a su padre:
- ¿Crees que es seguro hacerlo padre?. ¿No perderé mi esencia?.
-
Es seguro hijo. Seguiremos trabajando en recuperar los
cuerpos. – respondió Lebzul.
Finalmente Lezaza
escribió en el cuaderno de notas el nombre de Adak, e inmediatamente Lezaza
cayó al suelo.
Lebzul
entonces gritó eufórico: - ¡Funcionó! .
Inmediatamente
tomó el cuaderno de notas y escribió el nombre del padre de Adak, Dak, y
también Lebzul se desvaneció cayendo al suelo.
El cuaderno de
notas que había creado Lebzul, le permitía al ser viviente que escribía en él
apoderarse del cuerpo del ser humano cuyo nombre escribía. Por ello, ahora la
mente de Lezaza dominaba el cuerpo de Adak, y lo propio hacía Lebzul con el
cuerpo de Dak. A partir de ese momento, los Syobdab volvieron a la Tierra y
ahora como gobernantes de cuerpos humanos, llenaron de nuevo la tierra de oscuridad
apoderándose de cada ser humano y seguían trabajando en su magia oscura,
tratando también de poder retornar a sus cuerpos y así matar definitivamente a
los humanos.
Mientras, las
mentes de los humanos estaban atrapadas en sus cuerpos y dominadas por las
mentes de los Syobdab que se apoderaban de ellos. Las mentes humanas continuaban
totalmente conscientes dentro de los cuerpos pero sin ningún tipo de control
sobre ellos. A veces, incluso, podían escuchar los razonamientos de la macabra
mente invasora.
NOTA:
Este relato participa en el Concurso de Relatos de Terror "La Noche de los tiempos" propuesto en la comunidad ALMAS DE BIBLIOTECAS Y CINES en Google+ por el El Círculo de Escritores.
Créditos:
photo credit: MaribelRM via photopin cc
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