“No os acordéis de
las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo
hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino
en el desierto, y ríos en la soledad.” (Isaías 43:18-19)
En el campo
del estudio histórico se ha desarrollado una corriente llamada historia
contra-factual o historia alterna que se basa en responder a la pregunta “What
if?”, en español “¿Qué habría pasado si?”
o “¿Y si?”, la cual tiene sus seguidores y detractores en el ámbito académico
dado que la misma se relaciona mucho con la especulación (más acerca de
historial contra-factual en , v.g., http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_contraf%C3%A1ctica).
Muchas
veces, cuando se siente angustia, impotencia y a la vez un vacío en el corazón
por situaciones variadas que se experimentan en la vida, se tiende –cuando no a
paralizar- a tomar decisiones arbitrarias, alejados de lo que se quiere y/o se
debe hacer, apoyándose también en ese ensayo de historia contra-factual, planteándose
esa pregunta creadora de especulaciones “¿Y si?”.
Hace
poco supe de algo que me sorprendió terriblemente y me llevó a plantearme de
repente esos tan desacertados “¿Y si?”, que nada aportan al pasado, paralizan el presente y distorsionan
lo que se espera a futuro. Así llegaron los ¿Y si hubiera seguido intentándolo?,
¿Y si hubiera hecho esto o aquello?, ¿Y si …?,
¿Y si …?. En fin, creando escenarios ya utópicos (y realmente lo eran
incluso desde antes) porque lo que pasó, pasó y no va a cambiar, que igual si
se hubieran hecho o dejado de hacer las cosas que se plantean en los
interrogantes ¿Y si …?, el resultado lo más probable es –por no decir
seguramente- que sería el mismo.
Ese
comportamiento y esos ¿Y si …? generan una suerte de efecto mariposa en
nuestras vidas que la perturban al grado tal que se pierde la noción de lo que
se está viviendo, aferrándose a crear escenarios de lo que se podría vivir si
sólo se hubiese realizado algún ¿Y si …?. Y finalmente dejando de vivir.
Es
dura sin duda la vida, y hay cosas que no tienen razón de ser, pero más que
enfrascarnos en esos ¿Y si …?, debemos vivir confiados en Dios de lo que tiene
que ser, será, de que hay que vivir y dejar vivir, y también hay que vivir y dejar morir. Hay que
enfocarse en buscar y seguir la voluntad de Dios para deslastrarnos del deseo
de un pasado, un presente y un futuro utópicos, que por más que se deseen,
nunca fueron ni llegarán a ser, y dedicarnos a vivir el presente y crear el
futuro sobre sólidas bases no especulativas. Puede que los ¿Y si …? nos sean
útiles para tomar decisiones en el presente, pero no para cambiar el pasado
incambiable.
photo credit: OwenBlacker via photopin cc
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