Por Khalil Gibran.
En: Lágrimas y sonrisas
He estado aquí desde el Principio
Y aquí estoy aún.
Y aquí me quedaré hasta el fin
Del mundo, pues no hay
Final para mi ser transido de dolor.
He vagado por el cielo infinito y
Por el mundo ideal y
Floté en el firmamento. Pero
Aquí estoy, prisionero de la medición.
Escuché las enseñanzas de Confucio;
Y la sabiduría de Brahma;
Me senté junto al Buda bajo el Árbol de la Ciencia.
Sin embargo aquí estoy, existiendo con ignorancia
Y herejía.
Estaba en el Sinaí cuando Jehová se aproximó a
Moisés;
Contemplé los milagros del Nazareno en el Jordán;
Estaba en Medina cuando Mahoma la visitó.
Sin embargo aquí estoy, prisionero del desconcierto.
Luego fui testigo del poder de Babilonia;
Supe de la gloria de Egipto;
Vi la grandeza guerrera de Roma;
Sin embargo mis primeras enseñanzas demostraron la
Debilidad y la tristeza de tales logros.
Conversé con los magos de Ain Dour;
Debatí con los sacerdotes de Asiria;
Ahondé sobre los profetas de Palestina.
Sin embargo, aún busco la verdad.
Encontré sabiduría en la India apacible;
Escruté la antigüedad de Arabia;
Escuché todo lo que puede escucharse.
Sin embargo, mi corazón es sordo y ciego.
Padecí en manos de despóticos gobernantes;
Padecí esclavo de insanos invasores;
Padecí el hambre impuesto por los tiranos;
Sin embargo, aún poseo un secreto poder
Con el que lucho para saludar cada nuevo día.
Mi mente está colmada, pero mi corazón vacío;
Mi sangre es añosa, pero mi corazón un infante.
Quizás en la juventud mi corazón crecerá, pero
Ansío envejecer y alcanzar el momento de
Mi retorno a Dios. ¡Sólo entonces mi corazón se
saciará!
Estuve aquí desde el
Principio, y aquí estoy aún. Y
Aquí me quedaré hasta el fin
Del mundo, pues no hay
Final para mi ser transido de dolor.
Créditos:
photo credit: Blue & Gold via photopin (license)
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