¡Muerte, último cumplimiento de la vida, Muerte mía, ven, y háblame bajo! Día tras día, he velado esperándote, y por ti he sufrido la alegría y el martirio de la vida. Cuanto soy, tengo y espero, cuanto amo, ha corrido siempre hacia ti, en un profundo misterio. Mírame una vez más, y mi vida será tuya para siempre. Las flores están ya enlazadas, y lista la guirnalda para el esposo. Será la boda y dejará la novia su casa, y, sola en la noche solitaria, encontrará a su Señor.
Tomado de: Cuentos Elegidos (de Ofrenda Lírica o Gitanjali), poema 91, de Rabindranath Tagore
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