¡Cuántos días ociosos he sentido pena por el tiempo perdido! Pero, ¿ha sido perdido alguna vez, Señor?
¿No has tenido tú mi vida, cada instante, en tus manos?
Escondido en el corazón de las cosas, tú nutres las semillas y las tornas en brotes, y los capullos en flores, y las flores en frutos.
Estaba yo dormitando, rendido, en mi lecho ocioso, y pensaba que no hacía cosa alguna. Cuando desperté, en la mañana, vi mi jardín lleno de flores maravillosas.
Tomado de: Cuentos Elegidos (de Ofrenda Lírica o Gitanjali), poema 81, de Rabindranath Tagore
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